El hombre que disparó a su hijo para que no lo llevara al urólogo alega que fue un “accidente”

Ramón Díaz, el hombre de 64 años acusado de disparar a su hijo de 23, que se quedó tetrapléjico a causa del impacto de bala que recibió en el cuello, afirmó en el juicio que comenzó ayer contra él en la Audiencia Provincial de Lugo que la pistola se disparó por accidente en el transcurso de un forcejeo, ocasionado por la negativa del padre a acudir a una cita con el urólogo.
En sus conclusiones provisionales, el fiscal solicita para el acusado dos años de cárcel por un delito continuado de amenazas, nueve por otro de homicidio en grado de tentativa y otro año y seis meses por tenencia ilícita de armas, en total doce años y medio de reclusión.
Asimismo, pide que el procesado indemnice a su hijo con 316.329 euros por las lesiones y las secuelas permanentes, con otros 90.000 euros para adecuar su vivienda y con 139.000 euros por perjuicios morales, así como que afronte el pago de los 235.987 euros por gastos de asistencia médica.
Por su parte, la abogada que ejerce la defensa, Cristina Vázquez, solicitó la libre absolución para Ramón Díaz en lo referente al homicidio en grado de tentativa y en cuanto al delito continuado de amenazas.
Según el escrito de acusación, los hechos sucedieron el 6 de septiembre de 2011 en la vivienda familiar que el acusado compartía con su mujer y sus hijos en el barrio de A Milagrosa.

la disputa
Todo comenzó alrededor de las 09.30 horas, por una discusión de la madre y el hijo con el padre, ante la negativa de este último a acudir a una cita que tenía concertada con el urólogo. Finalmente, la disputa no pasó a mayores en ese momento y el matrimonio abandonó el piso.
Sin embargo, el fiscal sostiene que el padre regresó a casa en torno a las tres de la tarde, amenazó a su hijo con una pistola y, al llegar la madre, los acontecimientos se precipitaron.
Al ver lo nerviosa que estaba la madre, el hijo le recriminó al padre su actitud, momento en el que, “con ánimo de quitarle la vida”, el hombre disparó sobre el joven, que recibió un impacto de bala en el cuello y se desplomó en la puerta del salón de la casa.
Ramón Díaz dijo en el juicio que las relaciones con sus dos hijos eran muy buenas y negó que tuviese discusiones frecuentes con ellos o que hubiese utilizado un cuchillo para amenazar a la víctima en ningún momento.
En cuanto al día de los hechos, reconoció que tuvo una discusión con su mujer y su hijo, porque este le “recriminó” que no hubiese ido al urólogo, pero negó que le hubiese apuntado y afirmó que no sabía que estaba cargada, no la había “manipulado nunca” y tampoco tenía munición en casa, más que el cartucho que había dentro del arma.
Según su versión, la pistola, que había heredado de un hermano que estuvo “en la Marina”, se disparó durante “un forcejeo” con su mujer y su hijo, porque la había sacado de un mueble del salón para guardarla en otro lugar de la casa.
Sin embargo, su hijo afirmó que las relaciones con su padre eran “malas” por sus “problemas con el alcohol” y reconoció que hubo “amenazas”, incluso con un cuchillo, pero “siempre cuando estaba borracho”.

El hombre que disparó a su hijo para que no lo llevara al urólogo alega que fue un “accidente”

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