“Si creyese en la justicia no tendría que estar con esta huelga de hambre”

“Si creyese en la justicia no tendría que estar con esta huelga de hambre”
Roberto Yañez, ayer, en la puerta de las instalaciones del INSS en el barrio de Matogrande, en A Coruña.

Roberto Yáñez, el vecino de Cariño que lleva desde el lunes en huelga de hambre ante la sede provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social, asegura sentirse con fuerzas para llevar su protesta hasta las últimas consecuencias.
Reconoce que los dolores son cada día mayores, debido, precisamente, a la enfermedad reumática crónica que padece y a pesar de la cual le han propuesto retirarle la incapacidad permanente total que le habían otorgado en 2014. “Solo tengo una silla y una manta, que uso para estirarme por el día y taparme por la noche”. Asegura que los pocos vecinos que pasan por la zona e incluso alguna patrulla de la Policía Local de A Coruña se han preocupado por su situación.

buena voluntad
A pesar de que ha presentado una reclamación tras la resolución desfavorable del INSS a seguir reconociéndole la incapacidad, Roberto explica que tiene que llevar a cabo esta acción porque la justicia le ha demostrado que “no funciona igual para todos”. “Si creyese en la justicia no tendría que estar aquí”.
Todavía conserva la esperanza de el organismo cumpla la promesa que le hizo el pasado martes de que un especialista le hará una nueva evaluación en las mismas instalaciones en las que se ha iniciado la huelga de hambre. “Si el viernes no viene nadie a mirarme seguiré aquí, aunque me saquen en una ambulancia”. “Si cumplen entenderé que existe una voluntad de solucionar el caso, pero no voy a estar tranquilo hasta que me reconozcan lo mío”.
Aunque el tratamiento ha mejorado su afección de espondiloartritis, tal y como refleja el último informe médico que dio pie a que le retiraran la incapacidad, asegura no estar en condiciones de volver a realizar un trabajo como el que tenía –de carga y descarga de mercancía– ni cualquier otro que requiera un esfuerzo físico.
Esta noche, su tercera apostado en una acera sin consumir alimentos, cree que tendrá que recibir algún tipo de tratamiento por parte de los sanitarios. “Ayer estuve a punto de pedir que vinieran a pincharme un calmante, pero aguanté. Hoy no creo que pueda”, reconoció este vecino de Cariño de 43 años.

“Si creyese en la justicia no tendría que estar con esta huelga de hambre”

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