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jueves | 18 abril | 2024
Centenares de enfermos de hepatitis C de Galicia, así como familiares y amigos, marcharon ayer por las calles de Santiago para exigir el acceso a los nuevos tratamientos, sin “mayor requisito” que la prescripción de un especialista, y vociferaron que “sin trabas, no habrá protestas”.
La movilización, que se inició en la avenida de Lugo a mediodía, tuvo su cierre en la plaza de Platerías y en la escalinata, el portavoz de la plataforma de afectados, Enrique Costas, conocido por Quique, pronunció unas palabras en las que dijo que este “no es un combate político”, de manera que las huestes gobernantes lo tienen sencillo, “derrótennos, derrotando a la enfermedad”.
En su caso la vida le dio un mazazo en 1992 cuando después de una serología le diagnosticaron una patología que todavía no sabe cómo contrajo y que ataca al hígado.
Entonces, toda una existencia dedicada a la promoción musical y cultural –fue el representante del grupo de folk Milladoiro–quedó en jaque por un virus que se manifestó y lo arrastró a multitud de pruebas, numerosas analíticas de control y durísimos tratamientos con graves efectos secundarios.
Quique Costas hizo hincapié en la falta de Pedro, Isolina y Teresa, que “murieron en la lucha” y a los que recordaron con un lazo negro. También cargó contra la Xunta por no responder “en 70 días” a una petición de entrevista, ni siquiera mediante un aviso de “carta recibida”.
Mientras no se produce este encuentro, aprovechó la ocasión de subrayar que “nosotros tenemos la única verdad frente a los que mienten, y vamos a ganar porque no nos queda más remedio. No nos van a frenar con nada, que lo sepan”.
La pancarta principal de esta manifestación, respaldada por los grupos que están en la oposición, con la presencia entre otros de Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz, de Alternativa Galega de Esquerda (AGE), así como del portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, y la secretaria de Organización del PSdeG, Pilar Cancela, ha sido “Medicación para todos”.
Pero aparte de este mensaje, se coreó “No son muertes, son asesinatos”, “La vida de mi padre no tiene precio”, “Los recortes matan”, “Cuando la muerte tiene precio, la sociedad estalla”, “Yo no miento, no tengo tratamiento”, “No solo se mata apretando un gatillo” o “La hepatitis mata, el Gobierno no la trata”.
También algunos dirigidos a la conselleira de Sanidad, como “Rocío Mosquera, dimisión por embustera”, y otros enfocados al Ministerio y a los laboratorios, que rezaban “Mientras os lo pensáis, mueren doce cada día”.
