El autor confeso del robo del Códice Calixtino romperá en enero el silencio que mantiene

El autor confeso del robo del Códice Calixtino romperá en enero el silencio que mantiene
19 febrero 2013 página 28 / 21 febrero 2013 página 28 / 27 marzo 2014 página 29 / 21 octubre 2014 página 28 SANTIAGO DE COMPOSTELA, 04/02/2013.- Manuel Fernández Castiñeiras (d), autor confeso del robo del C&oacut

El autor confeso de la sustracción del valioso Códice Calixtino, el electricista Manuel Fernández Castiñeiras, se enfrentará el próximo 19 enero al juicio por el robo de esta joya literaria de la Catedral de Santiago, y en la vista romperá el silencio que mantuvo desde que se culpó.
Este sexagenario, que durante más de dos décadas prestó sus servicios para el templo en calidad de autónomo, no se sentará en el banquillo por una sola causa, sino por dos, y la primera de las vistas está fijada para la jornada del 15 de enero de 2015, un día en el que habrá de responder de la rara acusación de haberse estado apropiando de correspondencia particular de sus vecinos de edificio.
En los registros practicados en las propiedades de este hombre de carácter introvertido se localizaron numerosas bolsas con cartas, comunicaciones en algún caso con una antigüedad superior a un año.
Propietarios e inquilinos de viviendas colindantes a la suya, ubicada en Milladoiro contaron, al producirse este hallazgo, que Fernández Castiñeiras tenía “la obsesión de ir cogiendo cosas”, aunque nunca llegaron a sospechar que su obstinación llegase a envíos postales.
En su piso, Fernández Castiñeiras tenía una altísima suma de dinero –2,3 millones de euros–, bandejas de plata y oro de la basílica gallega, otros objetos religiosos de gran valor, una extensa relación de divisas, también correos de los canónigos, y todo ello junto a epístolas de algunos vecinos.
El juez instructor de la causa abierta por el robo del Códice, José Antonio Vázquez Taín, detuvo a Fernández Castiñeiras el 3 de julio de 2012 y el libro apareció al día siguiente, el 4, un año después de su falta.
El juez Vázquez Taín, el secretario judicial y los agentes no solamente se sorprendieron por la estancia en la que estaba resguardado el manuscrito –en un garaje de Castiñeiras y envuelto entre periódicos– sino por el habitáculo en el que “Manolo”, como se le conoce en su círculo íntimo, guardaba sus cosas, un espacio vetado a su mujer.

El autor confeso del robo del Códice Calixtino romperá en enero el silencio que mantiene

Te puede interesar