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jueves | 25 abril | 2024
El agresor confeso de Sonia Figueroa, su jefe y pareja Antonio Fernández, regresó a los calabozos de la Guardia Civil en torno a la una y media del mediodía de ayer después de participar con varios agentes en el registro de la hamburguesería Piscis, de su domicilio y del de sus padres.
A las diez menos cuarto de la mañana empezó el primer registro, en las instalaciones del local que regentaba para proceder a la reconstrucción de los hechos ocurridos el martes, cuando pasadas las nueve de la noche, Antonio Fernández, de 41 años, disparó en la sien a Figueroa. La víctima permanece ingresada en estado de extrema gravedad en el hospital Lucus Augusti.
una hora
En torno a las doce del mediodía se desplazaron los investigadores al domicilio del agresor, situado en la Avenida de Monforte, donde estuvieron durante aproximadamente una hora.
Seguidamente se desplazaron hasta la vivienda que los padres de Fernández ocupan en la misma calle, durante procedieron a efectuar un registro que duró poco más de quince minutos.
En los trabajos de inspección participaron agentes de la Guardia Civil, con perros de rastreo, y contaron con la colaboración de la Policía Local. Todo la investigación está supervisada por la titular del Juzgado de Instrucción de Chantada, Elvira Cangado.
El agresor participó en los tres registros y fue trasladado de nuevo a los calabozos de la Guardia Civil en torno a la una y media del mediodía.
papelinas
A la entrada y salida de los edificios utilizó una chaqueta para cubrirse la cara y evitar que los numerosos fotógrafos que hacían guardia en la calle pudieran tomar una imagen de su cara.
Fuentes de la investigación confirmaron que los agentes que se desplazaron el martes por la noche al lugar del suceso para socorrer a Sonia Figueroa encontraron papelinas que, a falta de los pertinentes análisis, serían de cocaína.
Los agentes, que acudieron al local después de ser alertados por un paseanterompieron un cristal para acceder al interior del local cuando vieron a Figueroa, de 32 años, yacía sobre un charco de sangre.
