Los acusados de una violación de Porto do Son afirman que todo fue consentido

El acusado de violar a una mujer en la localidad coruñesa de Porto do Son y su supuesto cómplice asegura que todo fue consentido, pues la presunta víctima quería dinero para adquirir cocaína.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha comenzado hoy el juicio oral en el que D.S.S y J.S.S. se sientan en el banquillo por haber violado, presuntamente, a E.C.R. a la una de la madrugada del 24 de mayo de 2010 en Xuño (Porto do Son).
La mujer habría conocido a J.S.S. en un bar y luego se desplazaron al de un primo suyo, según ella por iniciativa de él y según él, por idea suya, en cualquier caso con el hijo pequeño del varón que entonces tenía cuatro años.
Allí el regente del establecimiento, que es el otro procesado, mantuvo relaciones sexuales con la supuesta víctima, según los dos acusados después de que esta los "calentase" a cambio de dinero y de que la llevasen hasta Ribeira, donde habría querido comprar cocaína.
Ella en cambio ha sostenido que la intimidaron y lograron su objetivo a golpes, para después eyacular en su interior antes de que lograse zafarse, sin gritar en ningún momento por miedo, mientras que ellos dicen que esta eyaculación fue en el exterior y que las relaciones se realizaron sin preservativo por iniciativa de ella, alérgica al látex y tras decir que tomaba anticonceptivos.
Los procesados sostienen que ella les pidió cien euros y ellos le dieron cuarenta, a lo que contestó que quería más y que si no se lo daban llamaría a un amigo guardia civil que les cerraría el local, algo a lo que no dieron verosimilitud antes de que J.S.S. se marchase a su casa en coche y D.S.S. cerrase el local desde dentro para dormir allí.
La presunta víctima ha indicado que tras avisar al agente de la Guardia Civil Marino Pardo y salir por su propio pie del local, permaneció en la acera de enfrente del establecimiento a la espera de la llegada de la Policía, aunque el propio Pardo afirma que en un primer momento no sabía de quién se trataba y que, además, no dio demasiada credibilidad a la llamada.
"No la creí mucho, no es la típica persona que se dejara violar, era fuerte y treintañera. No me dio la impresión cuando llamó de que estuviese en un peligro real en ese momento", ha subrayado.
En cualquier caso, se encontraron restos de semen en su vagina y marcas de un agarrón lateral o desde atrás en su brazo derecho, que podrían coincidir con la supuesta sujeción de J.S.S. mientras D.S.S.
mantenía relaciones sexuales con ella, aunque nunca se tomaron muestras de ese semen porque ella reconocía que veinticuatro horas antes había tenido relaciones consentidas.
La que era su pareja entonces, que rompió su relación al poco de eso, ha afirmado que en el momento no habló del tema con E.C.R. y que no cree nada "que no vea", aunque subraya que en el pueblo se hablaba de que ella lo podría haber hecho por dinero.
Los forenses apuntan a ciertos trastornos de la personalidad de la presunta víctima, que podría buscar ser el centro de atención y rechazan su supuesta agorafobia que la mantuvo encerrada en casa durante cuatro años, pues hacía frecuentes actividades en el exterior.
El ministerio fiscal y la acusación particular piden una indemnización por daños morales de 10.000 euros, catorce años de cárcel para el presunto violador y doce para su cómplice y quince años más de alejamiento e incomunicación, aunque mañana se leerán las conclusiones y a partir de ahí el tribunal decidirá.

 

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