El Último Vecino, el nuevo secreto del tecno pop hispano

El Último Vecino, el nuevo secreto del tecno pop hispano
Fotografía facilitada por la agencia Club Social del cantante Gerard Alegre, líder del grupo "El Último Vecino", que tras la publicación de su primer disco, se ha convertido en una de las bandas más prometedoras en la es

Sonar como unos primerizos Depeche Mode, moverse en el escenario como un sincopado Germán Coppini y contar historias románticas, oscuras y en castellano. Así, de primeras, se puede describir a El Último Vecino.

Un grupo de synthpop que reivindica la música española de los ochenta y tiene éxito entre el exigente público indie. ¿Imposible? Sigan leyendo.

El Último Vecino (EUV) es un proyecto personal de Gerard Alegre que, tras la publicación de su primer disco homónimo el año pasado, se ha convertido en una de las bandas más prometedoras del momento en la escena alternativa.

Su fórmula es la siguiente: canciones de tres minutos, estribillos pegadizos, producción limpia y clásico tecnopop de los ochenta. Nadie va a ponerse hombreras ni trajes de colores chillones pero el efecto EUV funciona en el oyente, su sonido resulta familiar y su sencillez engancha.

"Creo que la gente que le gusta EUV es gente de mi edad o más mayor que reconoce este sonido. Tengo 28 años y creo que nuestra música tiene un ramalazo de algo que ya se ha escuchado", comenta Gerard en declaraciones a EFE.

En este viaje al pasado en busca de referencias sonoras destacan, según el autor, los inicios de la música electrónica en Alemania (Krafwerk) y el dj y músico (¡) Chimo Bayo. "Es una influencia doble: el auténtico sonido del tecno europeo y el estilo súper verbenero de Chimo", destaca convencido el líder de EUV.

Lo que podía parecer parodia o karaoke es, sin embargo, una reivindicación sin complejos de (anatema) la Movida y de las buenas y pegadizas canciones pop en castellano de los ochenta.

Para ello, además de unas letras -"románticas, no solo de amor, pero sí pasadas de vueltas", confiesa- , se ha buscado una producción muy ochentera.

"En la grabación del disco, en vez de usar "plugins" de ordenador, busqué los efectos de aquella época grabando guitarras o teclados en cintas de casete. Para envejecer ese sonido, enterraba los casetes bajo tierra durante un tiempo, después los recuperaba, los digitalizaba para el álbum", continúa.

Con esta propuesta, "El Último Vecino" se une a una tendencia que mira sin complejos a la década prodigiosa del pop en España. Según Gerard, "hay escena, hay grupos como Linda Miranda, Antiguo Régimen, Extraperlo ...Hay un colectivo de gente que tenemos gustos parecidos y aman esa época. Están de moda los ochenta".

Este incierto -y minoritario- retorno al pasado no impide que este mismo fin de semana EUV actúe en el Madrid PopFest, un exquisito festival que se caracteriza por una acertada selección de nuevas promesas de todo el mundo.

Una de las organizadoras del PopFest, Victoria Guaza justifica la presencia de la banda barcelonesa: "Es un grupo diferente, nuevo y suena genial".

"Nuestro festival surgió hace cuatro años con la idea de hacer algo diferente, sin patrocinadores, con independencia radical, trayendo a grupos del indie pop en general", dice Victoria, que presume de un cartel que cuenta con los galeses Joane Gruesome, el trío británico Flowers y los navarros Kokoshca, entre otros.

El Último Vecino, por otra parte, también está en el cartel del Primavera Sound 2014. "Estamos un poco cagados por si coincidimos con un grupo grande como Metronomy; esperamos que el público se pueda repartir un poco entre los escenarios", declara Gerard, que se pregunta -muy provocador- porqué no incluyen a The Police o a Phil Collins en este festival de finales de mayo.

Para esa fecha, el grupo de Gerard tiene previsto lanzar un single "o un EP" con el que esperan grabar singles tan rutilantes como "Qué más da", "Los Ángeles" o "Un sueño terrible", canciones que caracterizaron su primer trabajo de estudio.

Entretanto, nos preparamos para este cambio de tendencia que pasa del antiochenterismo radical -tan popular en la última década del siglo XX- al amor desbocado por los sintetizadores, las guitarras brillantes y las peluquerías modernas.

 

Por Juan Carlos Gomi.

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