Nada es lo que parece en Santa Marta de Ribarteme

Nada es lo que parece en Santa Marta de Ribarteme
GRAF243. SANTA MARTA DE RIBARTEME (GALICIA), 29/07/2019.- Un grupo de personas porta a hombros un ataúd abierto con una mujer dentro, con motivo de la ancestral procesión del municipio pontevedrés de As Neves, declarada de inter&eacut

campanas  que repican y una multitud que aguarda junto a una pequeña capilla de la que comienza a desfilar en procesión una hilera de ataúdes a hombros de sacrificados porteadores acompañados de grupos que cantan plegarias y del redoble de tambores de una banda de música.

La escena remite a un multitudinario funeral tras un naufragio, un accidente múltiple o una catástrofe natural, pero en realidad se trata de una celebración festiva, una romería, la de un pequeño rincón de Galicia, Santa Marta de Ribarteme, en el municipio pontevedrés de As Neves, en la que nada es lo que parece. Los féretros no van vacíos, los ocupan personas vivitas y coleando que, de esta forma tan peculiar, expresan su devoción por la hermana de Lázaro, protectora de los desahuciados, en la creencia de que intercedió por ellos para que pudieran superar una grave enfermedad.

El sonido de las campanas, acompasadas con las bombas de palenque y un cántico repetitivo, “Virgen de Santa Marta, reina de la gloria, todo el que se te ofrece sale con victoria”, y “Virgen de Santa Marta, estrella del norte, te traemos a los que vieron la muerte”, dan mayor solemnidad a la comitiva. Algunos de sus integrantes visten una especie de mortaja hecha de tul y portan un bastón y una vela, otros procesionan de rodillas, como es habitual ver en los santuarios de Fátima o de Lourdes.

Pero los grandes protagonistas son los “muertos-vivos”, tal y como se conoce a los penitentes dentro de los ataúdes que se abren paso entre la multitud expectante que destila, a partes iguales, fe religiosa y morbo. Este año han sido siete los “ofrecidos” a Santa Marta, aunque son seis los que han ido dentro de los ataúdes.

Alimenta la leyenda de esta tradición ancestral, de la que hay referencias escritas que datan de 1700, que el diario inglés “The Guardian” la catalogara hace años como una de las fiestas más raras del mundo.

Nada es lo que parece en Santa Marta de Ribarteme

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