Al margen de sus típicas estampas de peregrinos recorriendo el Camino de Santiago, de sus parques naturales y sus incomparables playas, Galicia va más allá y se transforma en uno de los lugares más atractivos para celebrar la Navidad.
Con la llegada de los últimos días del año y las fechas festivas de la Navidad, la Comunidad ofrece a los viajeros una solución alternativa a las habituales de estas tierras.
Las imágenes de los peregrinos atravesando el Camino de Santiago, de los parajes naturales de las Rías Baixas o de playas de postal como As Catedrais en la Mariña lucense se sustituyen ahora por otras posibilidades, que varían desde el arraigo a lo tradicional hasta propuestas de lo más cosmopolita.
Así pues, Galicia arrastra consigo una larga tradición de belenes artesanales, que se reparten a lo largo y ancho de toda la autonomía y ofrecen al visitante la oportunidad de descubrir trabajos tan logrados como el nacimiento electrónico de Begonte (Lugo) o el belén artesanal en movimiento y de gran tamaño de la localidad pontevedresa de Valga, ambos declarados Fiestas de Interés Turístico de Galicia. Este último llega a incluir entre sus personajes a figuras de la cultura gallega como Rosalía de Castro o Castelao, mientras que el primero destaca, además de por sus mecanismos, por ser renovado anualmente por sus autores: los desinteresados vecinos de esta pequeña localidad lucense.
No obstante, no son los únicos a reseñar, ya que en las ciudades también se instalan nacimientos de importante tamaño o tradición, todos con distintos detalles, e incluso en las villas hay propuestas como las de Viveiro (Lugo), donde se halla un belén gigante a escala natural. Esta tradición artesana se refleja en Galicia de otras formas, como la constante aparición, a lo largo del mes de diciembre, de los mercadillos de Navidad en las principales plazas de sus pueblos y ciudades, en las que se exhiben y venden todo tipo de productos artesanos y culinarios.