Fernando Rueda retoma la vida de El Lobo, el agente que se infiltró en ETA

Fernando Rueda retoma la vida de El Lobo, el agente que se infiltró en ETA
El escritor y periodista Fernando Rueda. EFE/Archivo

Bajo la premisa de que "un agente infiltrado nunca deja de ser y vivir como tal", Fernando Rueda recupera a "El Lobo", el espía que se introdujo en ETA en los años 70, en su nueva novela "El regreso del Lobo", la vida del agente Mikel Lejarza 30 años después de su última operación.

"'El Lobo' es un personaje que ya pertenece a la historia", afirma Rueda en declaraciones a Efe, quien pudo conocer al Mikel Lejarza real. "La gente cree que estuvo infiltrado en ETA y que a partir de entonces desapareció, pero lo que la gente no sabe es que aun hoy sigue trabajando para el servicio secreto".

La de "El Lobo" es una de las operaciones más exitosas y asombrosas del espionaje español. La infiltración de este agente secreto en el aparato de ETA permitió descabezar a la banda y detener a más de 200 terroristas.

Desde entonces, "El Lobo" vivió con la amenaza de muerte de ETA, bajo una nueva identidad y apariencia que fueron las que le permitieron infiltrarse en sucesivas ocasiones en redes mafiosas y grupos criminales de todo tipo.

Con tan atractiva historia, el periodista especializado en espionaje Fernando Rueda, que ha trabajado en "Tiempo" e "Interviú", no pudo resistirse a tomar a Mikel Lejarza como protagonista de su novela "El regreso de El Lobo", un "thriller" de acción, suspense y ritmo ágil sobre los bajos fondos de la sociedad y la lucha secreta contra el crimen.

"Las alcantarillas son apasionantes. Los humanos siempre andamos por la calle, por las aceras, pero no vemos lo que hay debajo. Y al final siempre hay cosas misteriosas que deducimos que pueden estar ocurriendo, pero que nunca terminamos de creer", explica Rueda, quien subraya en todo momento que su libro es ficción pero que no renuncia a la verosimilitud.

La acción de "El regreso de El Lobo", que Roca Editorial publicará el próximo 4 de septiembre, sitúa a Mikel Lejarza en Dubai, donde ha huido para escapar de los servicios secretos españoles con el objetivo de camuflarse tras la identidad de un tal Sharif treinta años después de infiltrarse en ETA.

Sin embargo, los atentados del 11S en Nueva York volverán a poner en circulación al antiguo "El Lobo", cuyos contactos con yihadistas le harán especialmente valioso para la CIA en una operación de vital importancia: atrapar a Bin Laden.

"He intentado que quede reflejada la personalidad de un espía", dice Rueda, quien asegura que a él le interesan los llamados "agentes oscuros", aquellos que viven como personas corrientes, pero que bajo identidades ocultas realizan un trabajo difícil y muy peligroso, muchas veces sacrificando su propia vida.

El ambiente que describe Rueda en la novela y en el que se mueve Mikel Lejarza es el de un mundo oscuro, de secretos, mentiras y traiciones, donde nadie dice quién es ni qué quiere realmente y en el que resulta verdaderamente difícil poder confiar en alguien.

"'El Lobo' es una persona en el fondo sola, que ha aprendido a vivir al margen de los servicios secretos, de los amigos, de los enemigos...Una persona que tiene esa falta de confianza, que no se fía al cien por cien de casi nadie", dice el periodista, quien asegura además que España es un país muy poco "agradecido" con la crucial labor de este tipo de agentes.

"En España se portan fatal. Cuando consiguió las detenciones, hubo un montón de medallas y pechos, y ninguno fue el de Mikel. ¡No le dieron ni una sola medalla!. Hubo que esperar a 2010 para que le pusieran una", asegura.

Tomando como referencia las novelas de John le Carré, Rueda ilustra la situación caótica del mundo post-11 S, desorientado y confuso en su lucha contra el terrorismo, y subraya que aunque sea ficción, nunca renunció a que fuera lo más real posible, algo que le confirmó el propio Mikel Lejarza cuando pudo leer el original.

"Me dijo: 'la gente va a pensar que todo esto es verdad'. Y yo le respondí: 'entonces, creo que acabo de triunfar en la pretensión de mi novela, que sea verosímil", concluye.

 

Por David Villafranca

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