El espíritu transgresor de la movida llega a la cocina

El espíritu transgresor de la movida llega a la cocina
Bocadillo de calamares con mayonesa de kimchi y encurtidos | s.zucker (efe)

La movida fue una fábrica de libertad con muchas manifestaciones artísticas pero ninguna gastronómica, porque el apetito de entonces no se saciaba con comida. Décadas después, ese espíritu transgresor y vivaz impregna el restaurante Las chicas, los chicos y los maniquís, recién abierto en Madrid.
Colores de la cultura pop, carteles que guiñan al universo almodovariano, un cierto toque “kitsch” en la vajilla del maestro Piñero y una banda sonora con música española de los ochenta y noventa, tarareable incluso para quienes no bailaron la movida, conforman este espacio temático a cargo del Grupo Iglesias y ubicado en el recién inaugurado Axel Hotel. De “conceptualizar” restaurantes saben mucho los hermanos Juan Carlos, Borja y Pedro Iglesias, segunda generación al frente de este grupo de restauración creado hace 31 años por sus padres, llegados de Galicia a Barcelona, porque su Bellavista del Jardín del Norte –abierto en alianza con los hermanos Messi– es “un pueblo de pueblos” y Bobo Pulpín “un oasis pirata y un homenaje al pulpo” y sus orígenes gallegos, dicen.
Saben que hoy, vanguardia gastronómica aparte, es “imposible hacer platos que no hacen otros”, por lo que su apuesta se centra en “un producto de primera”, recetas tradicionales a las que dan “una vuelta para que el resultado sea moderno” y envolver al comensal en un ambiente específico.
La carta, en el formato de las fundas de los resucitados vinilos, propone unas croquetas de jamón con pollo, el castizo bocata de calamares actualizado con pan de su tinta, mayonesa de “kimchi” y encurtidos; ensaladilla rusa con cangrejo, patatas bravas con espuma de alioli o “steak tartar” servido sobre las largas piernas tuneadas de una muñeca Barbie. De elaborarlas se encarga el equipo capitaneado por el salmantino Pedro Gallego, forjado en las cocinas de Alberto Chicote, Benjamín Urdiaín, Gordom Ramsey y Sergio Arola y de cuyas manos sale también un rodaballo frito del que se comen hasta las espinas o un arroz meloso de pato, gorgonzola y setas.

El espíritu transgresor de la movida llega a la cocina

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