España es el mejor país del mundo para nacer por su alto nivel de bienestar y salud, según el “Índice de Progreso Social”, más allá del PIB, publicado ayer, y realizado por Deloitte y Social Progress Imperative (SPI), que examina a 128 países, en base a 50 categorías.
En la cuarta edición de este informe, España ocupa el 16º lugar del ranking mundial, escalando un puesto con respecto al año anterior y situándose justo debajo de Bélgica y por delante de Japón. “El progreso social es la capacidad de una sociedad de satisfacer las necesidades humanas fundamentales de sus ciudadanos, de establecer cimientos que permitan mejorar y mantener la calidad de vida de sus ciudadanos y comunidades, y de crear las condiciones para que todos los individuos alcancen su pleno potencial”, indica el documento.
Según sus autores, esta posición de España se debe a las altas puntuaciones obtenidas en tres categorías en particular: la salud y el bienestar, donde ocupa el primer puesto del mundo; la calidad medioambiental (tercer puesto), solo por detrás de Suiza y Suecia, y el acceso a los conocimientos básicos, donde España logra la cuarta posición mundial.
Para elaborar este índice, se tienen en cuenta 50 indicadores, agrupados en tres grandes pilares: las necesidades humanas básicas, los fundamentos del bienestar y las oportunidades que cada país ofrece a sus ciudadanos.
España ha escalado progresivamente puestos en los últimos tres años y es, junto con Japón y Noruega, el país que más aumentó su puntuación total y, por tanto, el que más mejoró en los últimos años. El informe señala a los tres países como “buenos ejemplos de cómo alcanzar progreso social a pesar de los retos económicos y políticos”.
Según sus autores este resultado de España es consecuencia de la mejora en “métricas críticas”, donde había insuficiencias como la libertad personal (elegir religión, tomar anticonceptivos o decidir la edad para casarse); la tolerancia y la inclusión hacia la religión, inmigrantes, colectivo homosexual y minorías.