Cuando Hollywood se mudó a un pueblo de Ciudad Real

Charlton Heston, Sophia Loren o Clint Eastwood, se contaron durante un tiempo entre los vecinos de Manzanares el Real, una historia que ha comenzado a desdibujarse con el fallecimiento de algunos vecinos que vivieron la época de “los peliculeros”.

La periodista y guionista Sonia Martín y el realizador Andrew MacLaurin se unieron para hacer el documental ‘Un castillo de película’, que rememora aquellos rodajes y los testimonios de gentes que vivieron en primera persona aquella época dorada del cine.

Los verdaderos protagonistas son los vecinos, que narran cómo vivieron el hecho de convertirse en una parte indispensable de las películas que después veían, fascinados, en los cines y en televisión.

Sonia Martín explica que en aquel momento Manzanares era un pueblo básicamente agrícola y sin apenas recursos, por lo que cruzarse por las calles o el entorno de La Pedriza con esos grandes intérpretes fue una experiencia imborrable.

Aunque lo cierto es que los vecinos nunca fueron meros espectadores, sino que adoptaron todos los papeles imaginables de la industria, desde botijero para refrescar las gargantas de actores y extras, hasta especialistas que arriesgaban el pellejo en las escenas más peligrosas.

Raro fue el vecino que no actuó de extra o el que no prestó sus colchones, a cambio de cien pesetas, para que los actores se tiraran desde las atalayas del castillo sin romperse algún hueso.

Por su parte, los miembros del equipo técnico (bautizados como “los peliculeros”) pernoctaban en las posadas y casas de Manzanares, hasta el punto de que una mujer del municipio conoció al que se convirtió en su marido en uno de los rodajes.

A los vecinos de más edad (en el cortometraje aparece Inés, la Curra, de 93 años) “les encanta recordar” aquella época que marcó su vida, enriqueció al pueblo y le dio un protagonismo que no quieren que caiga en el olvido. l