Crece el número de nostálgicos que insuflan vida al casete

Crece el número de nostálgicos que insuflan vida al casete
Desde España se han requerido en los últimos tiempos hasta 42 discos con esta fórmula | aec

dos fenómenos culturales masivos como la secuela de “Guardianes de la galaxia” y la serie “Por trece razones” abanderan la nueva ola mundial de reivindicación del casete, un formato aparentemente extinto que ha recobrado el pulso gracias a nostálgicos que en el último lustro han reactivado su demanda.

Según cifras de la empresa británica Fairview Duplication, una de las escasas fábricas europeas que sigue editando viejas cintas de cromo, en solo cinco años se ha incrementado en un 363% el número de referencias musicales que les han pedido producir en este formato, al pasar de 116 solicitudes en 2012 a 422 en 2016.

Un 10 por ciento (unos 42 títulos) fueron requeridos desde España, donde no hay fábrica. Algunos de ellos, por Subterfuge, como los últimos álbumes de Vega (“Non Ho L’Eta”), del que se vendieron 250 copias en casete, o de la premiada banda Viva Suecia (“Otros principios fundamentales”), que despachó unas 70, conforme a datos “grosso modo” del mítico sello independiente.


Detrás de ese impulso se encuentra Carlos Galán, su fundador junto a Gema del Valle, quien se declara un amante empedernido del formato y afirma guardar la banda sonora de su vida en una colección de 500 cintas personalizadas con sus propias carátulas y recopilaciones, al viejo estilo de los años 80 o de las “Awesome Mix” del protagonista de “Guardianes de la Galaxia”.
Del último álbum de Diego Vasallo se vendieron un par de centenas, cifra que, aunque parezca pequeña, no se aleja de lo que venden numerosas referencias en CD (una filtración de 2011 demostró que 75 copias semanales bastaban para entrar en el “top 100”).

“Hemos conseguido que grandes superficies hayan tenido que volver a incluir el casete en sus estantes”, presume Galán, quien señala, no obstante, que la principal vía de salida de este tipo de producto son actualmente los conciertos, pequeños comercios y las webs oficiales de los artistas o del sello.

Es por eso que no contabilizan en la lista oficial de Promusicae, que desde 2014 no las computa aisladamente por “su escasa producción y venta”. Según sus informes anuales, junto a la partida “Otros” se consignaron en 2015 unas 360 unidades y en 2016 solo 50.

Fue en la década de los 90 y con la llegada del CD, especialmente el regrabable, cuando comenzó una lenta y progresiva agonía para la casete que parecía haber llegado a su peor fin en torno a 2005. “Afortunadamente nosotros no desechamos nuestro equipo, así que reanudamos la producción cuando un pequeño nicho de mercado se activó en 2012. Como nadie las fabricaba ya, era complicado adquirir cintas o carcasas, pero encontramos stock de una fábrica en bancarrota”, relatan.

Crece el número de nostálgicos que insuflan vida al casete

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