Colombia, un país de mariposas

Colombia, un país de mariposas
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oloridas, juguetonas y delicadas vuelan en las inexploradas selvas de la Orinoquía, las cumbres de la Sierra Nevada de Santa Marta, el lluvioso Chocó y las verdes montañas andinas unas 3.300 especies que hacen de Colombia un país de mariposas. Dueñas de una belleza indescriptible reunida en el libro “Colombia, país de mariposas”, que Villegas Editores presenta en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, estos insectos son considerados por los expertos un “éxito de la evolución” luego de completar 250 millones de años en la Tierra.


Incluso hay quienes creen que si llegara a desaparecer la humanidad las mariposas seguirían existiendo como prueba de su alto grado de sofisticación, a pesar de su engañosa fragilidad. Por fortuna, la heterogeneidad de sus paisajes hacen que Colombia sea la casa ideal de estos insectos, de los más evolucionados del planeta. “El mosaico de regiones que posee Colombia hace que tenga una amplia diversidad de plantas y con ello muchas mariposas”, explicó a Efe el biólogo Indiana Cristóbal Ríos-Málaver.


La cifra identificada en Colombia alcanza actualmente las 3.300 especies y se espera que gracias a la firma del acuerdo de paz con la ahora desmovilizada guerrilla de las FARC se pueda superar pronto las 4.000 que tiene Perú al hacer investigaciones en apartados lugares a los que los conocedores aún no han llegado, y de ese modo ser el país con más lepidópteros del mundo. Encontrarlas es cuestión de paciencia. Así lo entendió Ríos-Málaver, pupilo del naturalista Jesús Hernán Vélez, con quien escribió el libro “Colombia, país de mariposas”. Durante cinco años visitaron religiosamente el campo para buscarlas, clasificarlas y fotografiarlas. Para ese momento los investigadores ya estaban enamorados de los espectaculares patrones de color que exhiben en sus alas.


De la pasión que desatan da fe el hallazgo en 2006 en Berlín de un baúl propiedad del explorador alemán Arnold Schultze, quien visitó estas tierras entre 1920 y 1928 y cuya obra recuerdan en el libro los autores. Antes de zarpar del puerto brasileño de Belém do Pará en el navío “Inn”, que fue hundido en 1939 al sur de las Islas Canarias por el buque británico “Neptuno”, dos días después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el naturalista envió su baúl cargado con 46 cajas de cigarros de la época que contenían 18.000 ejemplares de mariposas y polillas colombianas cuidadosamente guardadas.


Siguiendo los pasos del alemán, en su libro Vélez y Ríos-Málaver, ayudados por varios colaboradores nacionales y extranjeros, dejaron claro que la presencia de las mariposas es un indicador de la salud de los hábitats al jugar un papel fundamental en la polinización y ser alimento de otros animales.

Colombia, un país de mariposas

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