Cada 29 de febrero estará dedicado a Margarita Salas

Cada 29 de febrero estará dedicado a Margarita Salas
La investigadora Margarita Salas, una de las principales referencias de la ciencia española | juan carlos hidalgo (efe)

Cada 29 de febrero, un día que solo existe cada cuatro años, se dedicará a partir de ahora a recordar con actos de homenaje a Margarita Salas, fallecida el pasado mes de noviembre a los 80 años, una mujer pionera en su campo y una de las principales referencias de la ciencia española en las últimas décadas.

Así lo anunció ayer la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, durante el homenaje que se brindó a Salas en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en una fecha  que coincide de forma simbólica con el fago 29, el virus al que consagró su trayectoria investigadora,

Este primer homenaje, organizado por el CSIC y el Gobierno asturiano, pone en valor, según Menéndez, la figura de la científica española más emblemática de la historia, una mujer “rigurosa y que buscaba la perfección” con una personalidad “sobria e inteligente”.

Su carácter de pionera en un mundo científico copado por hombres hace necesario recordar, a su juicio, a una investigadora “que se ganó el respeto de todos”, que defendió “rabiosamente” a lo largo de su trayectoria la necesidad de invertir en ciencia y que enseñó “el camino a seguir en España” en el ámbito investigador.

La científica asturiana dará nombre al Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC mientras que el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, al que siguió acudiendo prácticamente cada día hasta su muerte, contará con un busto dedicado a Salas, según anunció la presidenta del CSIC.

En el acto intervino también Lucía, la hija de Margarita Salas y del también científico Eladio Viñuela, que, al borde de las lágrimas, se comprometió a mantener el legado científico de su madre para que perdure “para siempre” e hizo extensivo el homenaje a todos los que dedican su vida “al servicio de la educación, la investigación y la innovación”.

“En estos tiempos es fundamental que se siga apoyando a la ciencia. Un país sin investigación es un país sin desarrollo”, señaló Viñuela, a la que acompañaron dos de los principales discípulos de su madre, el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín y Luis Blanco, firmante junto a Salas de la patente del fago 29.

López-Otín admitió que no conocía a Salas el día que asistió a su primera clase –por las que no cobraba– y en la que, “con tiza y pizarra”, lo embarcó “en un viaje de conocimiento” que cambió su vida y le demostró que enseñar ciencia “no es solo explicar lo que hicieron otros cien años antes”, sino también lo que se desconoce.

Además, destacó el permanente rigor y la legendaria austeridad de una investigadora que lo que más valoraba era el reconocimiento de sus discípulos.

Cada 29 de febrero estará dedicado a Margarita Salas

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