Los “amos de casa’ reivindican el papel masculino en el hogar

Los “amos de casa’ reivindican  el papel masculino en el hogar
12 febrero 2011 página 36 BILBAO, 24/12/2010.- Varias personas compran esta mañana en un mercado de Bilbao para preparar la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, en las que el cordero y el marisco volverán a ser los productos m&a

Massimo, Diego y Fede son tres hombres que por un tiempo abandonaron el mercado laboral para desempeñarse como “amos de casa”, rol con el que se identificaron pese a las reticencias a su alrededor, y así se lo contaron a Europa Press. Ahora, con el profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Girona, Paco Abril, exponen la urgencia de romper las barreras que impiden su incorporación al ámbito doméstico, unas trabas, en muchos casos, de origen masculino, y presentes en toda España.
Según los últimos datos disponibles de la Encuesta de Usos del Tiempo del INE, sólo el 2,4% de los hombres se encargan de las “gestiones” del hogar, son un 3,9% quienes se hacen cargo de la confección y el cuidado de la ropa y algo más del 16,7% los que cuidan de los niños. La tasa sube cuando se trata de hacer “compras y servicios” o encargarse del mantenimiento, aunque sólo en lo que respecta a cocinar pasa del 32%. Son datos de 2010, pues no existe un estudio posterior tan exhaustivo, pero Paco Abril, que preside la Asociación de Hombres por la Igualdad en Cataluña y acaba de culminar una tesis sobre el tema, sostiene que si bien “son muy pocos todavía”, cada vez “hay más hombres” que asumen la posición de “amo de casa”, ya “sea por circunstancias sobrevenidas de paro, por negociación en la pareja cuando ella tiene trabajo o también por voluntad, que son los menos”, precisó Abril.
   Explica que tiene que ver no sólo con la crisis actual, sino con “la precarización del mercado laboral desde los años 90”, con mayor rotación, menos estabilidad y más periodos de inactividad en los trabajadores. A su juicio, esto determinó que algunos  pudieran ver cuestionado su rol en el hogar al no tener garantizado el papel de proveedor tradicionalmente asignado y descubran que la masculinidad se construye en otras esferas.
  “La revolución feminista se estancó en la casa porque las mujeres consiguieron hacerse un hueco en el trabajo pero no lograron disminuir su participación en el hogar dado que los hombres no se implicaban”, apuntó el profesor de Girona.
“Ahora –añadió– tenemos que hacer esa revolución para que sean ellos quienes entren en el hogar y entiendan el coste tan alto para uno mismo en términos de apego y vínculo con los hijos que tienen sus privilegios”, dice Abril. Pero la incorporación de los hombres al mundo doméstico encuentran palos en la rueda, en lo social y en lo laboral.

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