El rey recuerda que la Carta Magna “no es un ornamento, sino el pilar de la coexistencia”

El rey recuerda que la Carta Magna  “no es un ornamento, sino el pilar de la coexistencia”
Felipe VI, durante su intervención | LAURENT GILLIERON (efe)

Felipe VI subrayó ayer ante el Foro Económico Mundial, reunido en la ciudad suiza de Davos, que la Constitución “no es un mero ornamento”, sino la expresión de la voluntad de los ciudadanos españoles, y por tanto el “pilar” de su “coexistencia democrática”, motivo por el cual “merece el máximo respeto” de todos.
En su primer discurso ante un foro que reúne a la élite política y económica mundial, el jefe de Estado no evitó hablar de la “reciente crisis” en Cataluña, a la que se refirió como “un intento de minar las reglas básicas” del sistema democrático español.
Además, aprovechó para dejar claro que Cataluña es “verdaderamente una parte fundamental del alma de España” y de su “identidad diversa”.

El imperio de la ley
El rey defendió que esta crisis deja una lección importante no solo para España, sino para todas las democracias, y es “la necesidad de preservar el imperio de la ley como una piedra angular precisamente de la democracia y de respetar el pluralismo político y el principio básico de la soberanía nacional que, de hecho, pertenece a todos los ciudadanos”.
Así, destacó que los desacuerdos y disputas políticas “deben resolverse de acuerdo con las reglas democráticas” y con los valores establecidos en la Constitución y en las normas democráticas.
España, destacó, es un país que cumple la ley, donde “prevalece la seguridad jurídica y por lo tanto la Constitución y las leyes son efectivamente aplicadas”.
El jefe de Estado recordó que este año se celebra el cuarenta aniversario de la Constitución española, lo que consideró una “oportunidad perfecta” para reivindicar la “importancia duradera del espíritu de entendimiento y solidaridad” que permitió a España “embarcarse en un camino de paz, libertad y prosperidad” como nunca antes en su historia.

Una historia de éxito
La Transición española, puntualizó, fue “una historia de éxito ejemplo en todo el mundo”, que reunió a los españoles en una causa común: la construcción de una “nueva España que se convertiría en una casa común para todos los españoles” y acogería la diversidad dando, al mismo tiempo, “un autogobierno extenso, profundo y significativo”, en un nivel que, dijo, no es “fácil de encontrar en otros países”.
En ese sentido, defendió que España es “una democracia madura, sólida y fuerte”, una de las 19 que la Unidad de Inteligencia de “The Economist” considera “democracias plenas”.
Felipe VI empezó su discurso, pronunciado íntegramente en inglés, dejando claro que su intención era despejar posibles dudas sobre el hecho de que España es “un gran país”. Es la primera vez que el jefe de Estado acude a este foro en Suiza –Juan Carlos I nunca lo hizo– y tiene previsto aprovechar mantener reuniones bilaterales, con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el rey Abdalá de Jordania.

Crecimiento
En el plano económico, hizo hincapié en la recuperación tras una crisis que tuvo “consecuencias dolorosas” para los españoles. “España tiene ahora una economía muy competitiva y representa una oportunidad de inversión sobresaliente”, recalcó. Según dijo, “pese a ser un motivo de preocupación en la UE hace muy pocos años, ayer España lidera el crecimiento y está haciendo una contribución positiva a la consolidación y el fortalecimiento de la Unión Europea”.
El jefe de Estado enumeró una serie de cifras y datos para dejar claro que los españoles “hace tiempo que han abandonado los viejos clichés”, “los estereotipos obsoletos” y las “oscuras leyendas” con las que cargaban, sino que están decididos a “ocupar el lugar que legítimamente les corresponde en el siglo XXI”.
El turismo, el patrimonio cultural, el español, la seguridad, el sistema sanitario, el ser un pueblo “amante de la paz” y los millones de inmigrantes acogidos sin que en España hayan crecido “movimientos xenófobos o racistas” son algunos de los activos que ha mencionado.
España, prosiguió Felipe VI, es “un socio leal y estable en las relaciones internacionales”, por sus “valores democráticos” y porque su economía le da capacidad y ambición para apostar por un “futuro mejor”. El rey reconoció que los españoles sufrieron desempleo y pérdida de nivel de vida por la crisis y añadió que con “esfuerzo compartido” y reformas la economía ahora crece de forma estable.

El rey recuerda que la Carta Magna “no es un ornamento, sino el pilar de la coexistencia”

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