Los ocho meses de guerra abierta en el PSOE culminan hoy en unas primarias sin un claro favorito

Los ocho meses de guerra abierta en el PSOE culminan hoy en unas primarias 
sin un claro favorito
Imagen con credenciales para apoyar a los tres candidatos | Javier Lizón (efe)

Los ocho meses de guerra abierta que el PSOE ha vivido desde el Comité Federal fratricida del 1 de octubre pasado que forzó la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general del partido culminarán hoy mismo con unas primarias que se celebrarán sin un favorito claro.
Aunque se presentan tres candidaturas: Patxi López, Pedro Sánchez y Susana Díaz, solo los dos últimos tienen opciones de ganar y representan cada una de ellas a las dos partes en las que está fracturado el PSOE: el proyecto más clásico de la presidenta andaluza, Susana Díaz, y la opción más radical, que actualmente está representada en la figura de Pedro Sánchez.

El resultado de las elecciones generales del 26 de junio provocó una división entre aquellos que pensaban que con 85 diputados no se podía intentar formar gobierno y que era suicida someterse a unos nuevos comicios y los que, liderados por Pedro Sánchez, defendían explorar la formación de un Gobierno alternativo al PP y, si se demostraba imposible, ir de nuevo a las urnas.

La falta de acuerdo y el enfrentamiento entre los partidarios de una y otra postura se evidenció en un bochornoso Comité Federal el 1 de octubre, en el que la intención de Sánchez de convocar un Congreso extraordinario “exprés” para elegir una nueva dirección del partido más cercana a sus intereses provocó un levantamiento de los barones, que concluyó con la dimisión de Sánchez después de que fuera derrotada su propuesta de adelantar el Congreso.

La labor de la gestora
Ese mismo día se nombró una gestora dirigida por el presidente de Asturias, Javier Fernández, que planificó un periodo de interinidad más largo de lo normal con el objetivo de pacificar el partido y, al mismo tiempo, propiciar que la figura de Sánchez se fuera difuminando y cayera en el olvido.

Lejos de cumplirse ese pronóstico, el socialista supo erigirse en el portavoz de los militantes defraudados con el viraje que finalmente dio el PSOE –tras meses de insistencia en el “no es no” a Rajoy– permitiendo con su abstención una segunda legislatura con Rajoy como presidente de Gobierno. Y es que Sánchez ha conseguido convertir su derrota en aquel Comité Federal en el principal activo de su campaña. Se presentó con éxito como el candidato de las bases frente a los aparatos y las cúpulas del partido y rentabilizó a su favor la abstención para que gobernase Rajoy, sobre todo tras las últimas investigaciones de corrupción que afectan al Partido Popular.

Contra todo pronóstico, Sánchez dio la sorpresa en la presentación de avales a su candidatura a las primarias, quedando a tan solo 6.300 de los que recabó su principal rival, Susana Díaz.

Y todo ello después de haber perdido los pocos apoyos que tenía entre los dirigentes territoriales del partido como la balear Francina Armengol, que pasó a apoyar la candidatura de Patxi López, la primera que se oficializó. Tampoco parece haberle penalizado el carecer del altavoz y la proyección que implicaría ser diputado en el Congreso.

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