El abaratamiento de los carburantes (principalmente gasolina y gasoil) empujó durante la segunda mitad del año la inflación a tasas negativas, hasta cerrar 2014 con un descenso del 1,1%.
El dato de diciembre IPC, publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra un empeoramiento de siete décimas respecto a la tasa interanual de noviembre y representa la mayor caída de los precios de consumo registrada desde julio de 2009.
Si este dato adelantado se confirma el 15 de enero, supondrá una intensificación de la caída que suma ya seis meses y que comenzó en julio (0,3%) para continuar en agosto (0,5%), septiembre (0,2%), octubre (0,1%) y noviembre (0,4%).
En tasa mensual, los precios cayeron el 0,6% en relación a noviembre, algo que contrasta con el comportamiento registrado en ese mes durante los últimos cinco años, cuando se mantuvieron siempre en positivo.
Tras casi cuatro años holgadamente en positivo, desde septiembre de 2013 la inflación se mantuvo en torno al cero, situándose en negativo en octubre del año pasado (0,1%) por primera vez desde 2009.
Tras esta tasa negativa, los precios crecieron durante cuatro meses para volver a caer en marzo pasado (0,1%) y continuaron después otra racha alcista hasta que en julio comenzaron a caer de nuevo.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, consideró ayer positivo el dato de la inflación, porque supone que se está trasladando a los consumidores la bajada del precio del barril de crudo Brent, que abrió ayer en los 57,30 dólares, prácticamente la mitad de los 110 dólares a los que se cotizaba a principios del verano.