El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, subrayó ayer que su plan de compra de deuda no implica “transferencias monetarias” encubiertas ni favorece la relajación de la “disciplina fiscal” en los países afectados. Así lo aseguró en la rueda de prensa que siguió a su encuentro con un centenar de parlamentarios alemanes en Berlín, en el que intentó disipar los recelos que causa su programa en parte de la clase política germana.
El plan de compra de bonos soberanos en el mercado secundario “ha sido concebido de tal forma que no reduzca la disciplina fiscal” en los países que se beneficiarán de estas compras –principalmente España e Italia– “y especialmente no son transferencias monetarias”.
Agregó que su programa es “plenamente conforme” con el mandato único del BCE, el de mantener la estabilidad de precios, y “conforme” también con la independencia que debe preservar la autoridad monetaria. n