La crisis de Turquía hunde las acciones del BBVA más de un 5% y castiga al Ibex

La crisis de Turquía hunde las acciones del BBVA más de un 5% y castiga al Ibex
El Ibex 35 descendió ayer un 1,56 por ciento por las caídas de la banca | Fernando Alvarado (efe)

El BBVA y todo el Ibex sufrieron ayer los efectos de la fuerte deprecación que registra la lira turca, que ha provocado un estallido en el sector financiero europeo y en el político, por la intervención del Gobierno turco en la política monetaria del país.
El principal indicador de la Bolsa española, el Ibex 35, salvó el nivel de los 9.600 puntos, tras bajar el 1,56 por ciento por las caídas de la banca. La banca fue el mayor lastre del mercado nacional, con el BBVA a la cabeza, que perdió un 5,16%. Así, el BBVA, la entidad española con más exposición a Turquía, lideró las caídas del Ibex (y de toda la Bolsa española). Únicamente tres valores concluyeron la sesión en positivo: Día, que subió un 1,34%; Colonial, un 0,43%; e Inditex, un 0,11%.

Vigilancia
Además, el sector bancario europeo cuenta con la nueva presión de que el Mecanismo Único de Supervisión ha aumentado la vigilancia sobre varios bancos (el BBVA, Unicredit y BNP Paribas) por su negocio en ese país.
Por su parte, el Gobierno turco mantuvo ayer su aparente actitud despreocupada ante el peor desplome de la lira en trece años, asegurando que el país ganará lo que calificó de “guerra económica”, pero sin plantear más medidas económicas que la de encomendarse, literalmente, a Dios.
“Ellos tienen sus dólares, nosotros tenemos nuestro pueblo, nuestra verdad y nuestro Dios”, llegó a asegurar el presidente del país, el islamista Recep Tayyip Erdogan, en referencia a la creciente tensión económica y diplomática con EEUU. Mientras, la tendencia a la baja que la moneda turca inició en 2013, y que se aceleró el último año, se convirtió ayer en caída libre al perder un 18% en una sola jornada, hasta picos de 7,8 liras por euro y 6,8 por dólar, las cotizaciones más bajas desde su reforma en 2005.
Sin embargo, Erdogan dio ayer a su discurso un tono muy patriótico y nada técnico al limitarse a pedir, una vez más, a la ciudadanía que cambien por liras las divisas o el oro que tengan “bajo el colchón”, para fortalecer así la moneda nacional. “No teníamos problemas económicos reales, pero fuimos blanco de ondas financieras inestables artificiales. No perderemos esta guerra económica. El dólar no puede cortarnos el camino”, dijo el mandatario. Numerosos analistas en el país han denunciado en los últimos días en la prensa que la inacción del Gobierno y los intentos de Erdogan de dar directrices al Banco Central asustan a los inversores y frenan la llegada de divisas, imprescindibles para Turquía.
Mientras, Ankara y Washington, aliados en la OTAN, atraviesan un complicado período en sus relaciones internacionales, con varios frentes abiertos, el último el encarcelamiento desde hace dos años en Turquía del pastor protestante estadounidense Andrew Brunson, acusado de terrorismo y que Estados Unidos exige sea puesto en libertad de inmediato.
El Gobierno de Washington anunció hace una semana la imposición de sanciones económicas contra los ministros turcos de Justicia, Abdulhamit Gul, y de Interior, Suleyman Soylu, por su papel en el arresto de Brunson.

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