El coruñés Antón Arias logra la presidencia de una patronal gallega dividida

El coruñés  Antón Arias logra  la presidencia  de una patronal gallega dividida

El constructor coruñés Antón Arias es ya el nuevo presidente de una Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) que se encuentra dividida al lograr la mayoría simple de los votos de la asamblea en unas elecciones en las que él era el único candidato.
El censo actualizado estaba compuesto por 184 vocales (40 por A Coruña, 32 por Lugo, 32 por Pontevedra y 30 por Ourense y los restantes 50 en representación de organizaciones sectoriales), pero finalmente ejercieron su derecho 165 personas: 100 mostraron su apoyo a Arias (el 60%, compuesto por A Coruña, Lugo y la mayor parte de las sectoriales), 64 expresaron su rechazo (el 38,8%, con Pontevedra y Ourense) y uno emitió una papeleta en blanco, en una cita en la que el voto delegado volvió a ser abultado.
En su discurso tras salir elegido, Arias hizo un llamamiento a la unión y al entendimiento, así como a “olvidar cuitas del pasado”. Será, dijo, “el presidente de todos”, algo para lo que pidió que todos acepten los resultados. Además, lanzó dos compromisos para su mandato. El primero, que dimitirá y abrirá paso a un nuevo presidente y a “una nueva CEG” en caso de que consiga el objetivo de superar las dificultades económicas y cambiar los estatutos para evitar futuros conflictos internos en la institución. El segundo es su renuncia a la vicepresidencia de la confederación de empresarios coruñeses.
Para su presidencia, aspira a contar con el apoyo del comité ejecutivo y de la junta directiva, porque, sin ellos, según subrayó, “es imposible” alcanzar las metas que se propone.
Ya en rueda de prensa, después de su intervención ante la asamblea, Arias respondió a los periodistas que espera poder “hacer que Pontevedra y Ourense se sumen a este proyecto”, y se mostró “convencido de que se van a sumar”. “Saben de la necesidad de ese cambio de estatutos”, apuntó.
Cuestionado sobre las dos personas de confianza del presidente, que tiene la potestad de designar, dijo que intentará consensuarlas para que sean “de confianza del comité ejecutivo”.
Sobre los plazos que se fija para sus retos, insistió en que “va a depender de todos”. No obstante, resaltó que quiere que sea “cuanto antes”.
También para formalizar una nueva hipoteca sobre la sede de la CEG habló de un acuerdo “inminente” y “fácil”, toda vez que las entidades financieras pueden comprobar la “contundencia” con que se ha hecho con la presidencia de la organización.
Como ya dijera en días pasados, Arias reiteró que la demanda sobre una partida relativa a la red Pexga de oficinas en el exterior “no tiene por qué entorpecer” las relaciones con la Xunta y, de hecho, abogó por renovarla, pero “negociando unas condiciones que sean no solo beneficiosas” para la confederación, “sino un marco que permita el desarrollo del programas”.
Los comicios en la patronal gallega se celebraron en un clima de fuerte enfrentamiento, tras semanas en la que la comisión gestora (compuesta por los responsables de las provinciales) había decidido buscar un aspirante de consenso.
A última hora antes de que cerrase el plazo, sin previo aviso, los empresarios coruñeses, con el histórico dirigente Antonio Fontenla al frente, presentaron a Antón Arias, vicepresidente en esa confederación.
En los últimos tiempos la patronal gallega atraviesa graves dificultades, tanto económicas y financieras como de división interna por el poder, tras un convulso mandato del vigués José Manuel Fernández Alvariño, quien dejó vacante el puesto a finales de 2015.
Hace justo un año, el ourensano Antonio Dieter Moure llegó a la presidencia de la CEG –que dejó en nueve meses– con la intención de pacificar la institución, pero lo hizo venciendo por únicamente 10 votos a su rival, José Manuel Pérez Canal, responsable de la confederación ourensana.
Ahora, tanto Pérez Canal como Jorge Cebreiros (presidente en Pontevedra) se oponen a Antón Arias –que sí tiene el respaldo de Jaime López (Lugo) y el propio Fontenla– y auguran para él un mandato complicado, ya no tanto por su figura, sino por los modos en que se lanzó su candidatura.

El coruñés Antón Arias logra la presidencia de una patronal gallega dividida

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