Situación límite

El Deportivo, colista de la Liga a cinco puntos de la zona de salvación e inmerso en una crisis absoluta —deportiva, institucional y social— recibe al Alcorcón con el triunfo como único resultado válido para reaccionar y empezar a tomarle el pulso a una competición que empieza a pesarle demasiado.

El conjunto blanquiazul afronta una situación límite —una de las más delicadas en sus últimos 30 años—, contra las cuerdas en la Segunda División, sin capacidad de respuesta en el terreno de juego y con un divorcio total entre la directiva que preside Paco Zas y los aficionados.

Tres meses y cinco días han transcurrido desde que la escuadra coruñesa consiguió su último triunfo. Fue el pasado 18 de agosto, cuando los blanquiazules estrenaron la temporada 2019-20 con un 3-2 frente al Oviedo en Riazor.

Hoy, 97 días después —con el anterior entrenador, Juan Antonio Anquela, en el paro y con un nuevo técnico al frente que solo ha sido capaz de sumar dos puntos de dieciocho— el equipo blanquiazul tratará de poner fin a una racha de quince jornadas sin saborear una victoria. Casi nada.

Impotencia

“Ahora, la sensación es que cualquier rival nos puede hacer daño. Estamos ahí abajo, los vulnerables parece que somos nosotros”, reconocía Javier Mollejo el pasado jueves en rueda de prensa.

Unas palabras que reflejan la impotencia que también sienten los aficionados, a quienes, en estos momentos, cuesta imaginar a su equipo doblegando a algún adversario de la competición.

La cita de esta tarde llega en el peor escenario posible. En una semana en la que aparecieron pintadas en Riazor contra el Consejo de Administración e incluso contra el anterior presidente, Tino Fernández, y con mensajes también hacia Carmelo del Pozo en la fachada del edificio en el que vive el director deportivo.

GIRO
Se esperan muchos cambios en el once, respecto al duelo en Extremadura

Pero la cosa no queda ahí, puesto que ayer por la tarde hubo una concentración convocada por los Riazor Blues y secundada por buena parte de los aficionados para protestar por la gestión de la directiva de Paco Zas y el trabajo de Carmelo Del Pozo.

Un incendio social que incluso provocó la dimisión de cuatro miembros de la Federación de Peñas el miércoles.

Ni el vestuario se libró de la onda expansiva, ya que Dani Giménez declaró, tras el 2-0 en Extremadura, que “hay gente que está jugando menos e incluso en el Fabril que puede aportar más. El que no esté, que no juegue”. Unas palabras que no sentaron nada bien al resto de la plantilla.

Lavado de cara

Con todas estas circunstancias, a Luis César no le queda más remedio que variar su manual de estilo y pegarle un lavado de cara al equipo para tratar de dar con la tecla, después de haber sido incapaz de hacer reaccionar al Depor en sus primeros seis partidos.

Se esperan varios cambios en el once e incluso que el técnico arousano modifique el sistema y refuerce el centro del campo con un trivote.

En defensa, Luis Ruiz suplirá al lesionado Salva Ruiz en el lateral izquierdo, mientras que todo apunta a que Mujaid disputará su tercer encuentro consecutivo en el costado derecho y que Eneko Bóveda será el sacrificado.

Lampropoulos, de vuelta de su doble compromiso con Grecia, acompañará a Somma en el eje de la zaga.

En la medular, Álex Bergantiños podría cubrir la espalda de Nolaskoain y Vicente.

En ataque es donde existen más dudas. Koné parece el único fijo en un tridente en el que el preparador ha probado varias opciones e incluso podría alinear a Beto da Silva, tras sus buenas sensaciones en Extremadura.