La primera y la mejor

La primera y la mejor
La saltadora cántabra vio recompensada con el oro su regularidad en la final, donde solo falló sobre 2.00 metros, altura que no superó nadie reuters



El estadio Joao Havelange asistió a un hermoso hecho histórico: la coronación de Ruth Beitia como primera atleta femenina española que se cuelga un oro olímpico. Esa medalla largamente deseada por la cántabra. La primera. La mejor. Valió la pena esperar.
La capitana, con 13 medallas internacionales en su hoja de servicios antes de volar a Río, afrontaba, con 37 años, su última oportunidad de subir a un podio cuatrienal. Una bola extra que ella misma se concedió tras anunciar que lo dejaba después del amargo cuarto puesto en Londres 2012, curiosamente con mejor marca que en la madrugada de gloria del 21 de agosto de 2016.
Beitia solo necesitó tres saltos válidos (1.88, 1.93 y 1.97) para alcanzar el cielo, mientras que dos de sus principales rivales, Blanka Vlasic y la polaca Kamila Licwinko, erraban en su primera tentativa sobre la altura inicial. También lo hizo Mirela Demireva, la invitada sorpresa. Dos fallos sorprendentes que acabarían valiendo su peso en oro.
El resto de aspirantes, la británica Morgan Lake, la alemana Marie-Laurence Jungfleisch, la italiana Alessia Trost y las estadounidenses Chaunte Lowe, Inika McPherson y Vashti Cunningham cumplieron a la primera sobre 1.88, pero el 1.93 solo lo superaron sin nulos mediante Lowe, Trost, Demireva y Beitia. Y la criba fue un poco más allá: Cunningham, campeona del mundo bajo techo este mismo año, acababa su concurso.
En la siguiente altura, 1.97, se quedaron la italiana, la alemana –segunda mejor marca del año, con 2.00 metros–, la polaca –tercera, con 1.99–, la británica y McPherson, reduciendo a cuatro saltadoras la batalla por las tres medallas.
Con el listón a 2.00 del suelo, altura que solo Jungsfleisch y Lowe han franqueado en lo que va de 2016, la primera que lo superase tendría ‘chapa’ segura. Demireva fue la primera en malgastar sus tres balas, con lo que Beitia –cuyo mejor intento fue el tercero– se aseguraba el bronce. Cuando cayó Vlasic, Ruth subió un peldaño. La guinda la puso el tercer nulo de Lowe. Beitia era campeona olímpica. El oro más barato desde Moscú 1980, sí, pero CAMPEONA. La primera del mundo, la mejor. Su primera medalla olímpica fue también la mejor.
El otro español en liza, David Bustos, se hizo con diploma en 1.500 tras acabar séptimo en una final ganada, contra todo pronóstico, por el estadounidense Matthew Centrowitz. n

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