Paso de gigante o borde del precipicio en cuarenta minutos

Paso de gigante o borde del precipicio en cuarenta minutos
La batalla en la pintura, especialmente la reboteadora, vuelve a presentarse como una de la principales claves en este tercer capítulo de la serie de cuartos de final | pedro puig

El Basquet Coruña y el Palencia encaran hoy en Riazor el partido más importante de la la eliminatoria, un tercer capítulo que dejará al vencedor a la puerta de las semifinales y al vencido con toda la presión del mundo de cara al cuarto, que también se escenificará en el Palacio herculino.

Ambos llegan a la cita después de dos envites, marcador final al margen, muy igualados. En el primero, los pupilos de Tito Díaz remontaron dos veces –ambas tras el descanso– un déficit de 12 puntos, mientras que en el segundo los de Sergio García les devolvieron la moneda con una segunda mitad donde fueron superiores ante un rival que pareció acusar el esfuerzo derivado de dicha remontada.

Sin el choque inaugural el cuadro castellano se dejó contagiar por el baloncesto supersónico del coruñés, en el segundo el Palencia se lo tomó con mucha más calma; fue más fiel a su estilo.

A ello colaboró los rápidos problemas de faltas de los dos principales ‘centers’ del BC. Sergio Olmos acumuló dos cuando solo habían transcurrido 100 segundos y Kyle Rowley no tardó mucho tiempo más, lo que condicionó sus minutos en pista, aunque también es cierto que Tito le está dando menos cancha que la fase regular.

Termómetro reboteador
Recuperar la mejor versión del trinitense, muy inspirado en las semanas previas al inicio de la postemporada, es un plus que necesita la ‘marea naranja’, puesto que el pasado domingo tanto Lamont Barnes como Mamadou Samb fueron instrumentales en el 92-80 final, en un partido donde el Palencia ganó una batalla reboteadora que había perdido 48 horas antes. Por tanto, este aspecto volverá a ser uno de los termómetros, especialmente las capturas ofensivas: nada más y nada menos que 16 rebañó el conjunto púrpura en el aro naranja en el segundo capítulo.

El otro es la defensa. El Coruña ha encajado 176 puntos, una media de 88.0 que necesita reducir sí o sí porque, en Liga regular, su rival ganó 12 de los 16 encuentros en los que anotó por encima de 79 tantos, mientras que cuando no alcanzó los 80 el balance cayó a 8 victorias y 8 derrotas. La zona 2-3 fue decisiva en el choque inicial y menos efectiva, tal vez por el cansancio, en el segundo. Pese a todo, parece la mejor opción ante un equipo no demasiado fiable desde el arco.

Cuidar el balón
Los de Tito Díaz también deben mejorar, respecto al segundo encuentro, en la relación entre balones perdidos y robados. Y es que el contraste del pasado domingo fue brutal: 16 posesiones desperdiciadas sin lanzar a canasta por solo 2 provocadas al rival, la cifra más baja del curso. Con dos bases en pista el Coruña ha estado mejor en ataque e incluso la 2-3 rindió más satisfactoriamente. No se descarta que el técnico lucense juege más minutos con Creus y Monaghan juntos.

También se antoja importante que Zyle rentabilice al máximo en ataque su ventaja de centímetros y de movilidad sobre Otegui, ya que en los dos primeros encuentros el lituano sacó mucho provecho cuando llevó al vasco al poste bajo.

Así pues, un tercer episodio que se presenta bajo el signo de la igualdad y la responsabilidad de no tropezar. Por ello Riazor debe ser el sexto hombre que empuje al Coruña hacia su primer ‘match-ball’.

Paso de gigante o borde del precipicio en cuarenta minutos

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