La noche soñada de Torres

La noche soñada de Torres
El ‘Niño’ convirtió los dos goles que dieron el pase al Atlético de Madrid por un global de cuatro a dos ante el Real Madrid efe

 

Fernando Torres disfrutó de su noche soñada en el estadio Santiago Bernabéu, donde con su doblete dejó una reivindicación personal que fulminó al vigente campeón de Copa del Rey, un Real Madrid que buscó con fe la remontada en un derbi trepidante que extiende el reciente dominio rojiblanco.
Los premios de oro eran blancos antes de que el balón rodase, el mérito, poco reconocido un año más por FIFA, rojiblanco. Nacía un derbi magnífico con aire de remontada en el Bernabéu de la manera más inesperada. Cuando el Real Madrid salía en tromba en busca de goles para recortar con rapidez la distancia de dos tantos de la ida, apareció un jugador al que muchos faltaron el respeto cuando era hora de volver a casa.
Fernando Torres dejó su sello con sus primeros goles oficiales de rojiblanco en casa del eterno enemigo. 51 segundos transcurrían cuando colocó en la escuadra su zurdazo de primeras tras ver cómo Griezmann encontraba una autopista porque Pepe midió mal. Su asistencia no pudo ser mejor rematada por el ‘Niño’.
Cambio de guión pero no de plan de ejecución. El Real Madrid fue un vendaval y el Atlético reculó tantos metros que, por momentos, se olvidó de competir. Jugó con fuego porque hay escenarios donde todo es posible y repitió la primera mitad de dudas del Camp Nou.
La consigna de Carlo Ancelotti era clara: máxima movilidad en sus jugadores de ataque y poblar las dos bandas para lanzar continuos centros en busca de remates. Líneas adelantadas para adueñarse de rechaces y probar disparos.
Salía con su once de lujo, con conocidas carencias en la medular donde consiguió escapar de la batalla que siempre propone Simeone con ‘guerreros’ como Tiago, Mario Suárez y Raúl García. La dinámica de los últimos cinco derbis en el Bernabéu, sólo un triunfo madridista, hablaba por sí sola de aspectos a corregir en el planteamiento. Lanzarse a la heroica ayudaba a ello. Necesitaban cuatro goles y los buscaron con un despliegue, de un ritmo endiablado que tuvo tanta continuidad que tapó la boca a los que señalaban carencias físicas a los de Ancelotti.
El escenario quedó para una remontada histórica. Ahora sí se podía acudir a viejas leyendas que han dado forma a la historia del Real Madrid. El Atlético obtuvo el botín y se limitó a contener. Encerrado, sin posibilidad de armar fútbol por la distancia abismal al área rival. Cualquier intento de carrera era un acto de fe. Simeone sabía que habría momento de dar un paso al frente en el segundo acto.
El derbi se convirtió en un monólogo blanco. El vendaval llega con centros sin respiro desde los costados. Un ‘pinball’ dentro del área de intentos de remate, malos despejes y disparos que comenzaron a probar a un nervioso Oblak. De nuevo Sergio Ramos, como en Lisboa el día del gol más importante de su carrera, anotó el empate. De nuevo un testarazo inapelable ganando en el salto a Tiago, con regalo esta vez del portero rival.
Medía en exceso el tiempo un Atlético que regalaba el balón y mostraba una desconexión impropia de un equipo de Simeone. Se mantuvo en pie por falta de precisión en las continuas llegadas madridistas.
En la reanudación, como en la primera parte, Fernando Torres cerró la eliminatoria de nuevo en segundos. En esta ocasión con un error grave de Ramos, que condicionó la ida con un penalti infantil a Raúl García y hoy regaló un balón cruzado desde la defensa en un exceso de confianza a Griezmann que asistió de nuevo al ‘Niño’. Recorte y definición abajo para superar a Keylor.
El Real Madrid se sintió eliminado y ya sólo le quedó tirar de orgullo. Se rebajó la agresividad y el Atlético de Madrid dio el paso al frente esperado a un equipo de su nivel. Los excesos de confianza de la zaga blanca repitieron regalos. Ronaldo firmó el empate, pero el Madrid no pudo, si quiera, remontar.

La noche soñada de Torres

Te puede interesar