Un mal comienzo del segundo tiempo condena al Liceo

Un mal comienzo del segundo tiempo condena al Liceo
Al menos los verdiblancos volvieron a la final catorce años después | luis velasco-rfep

El Barcelona, con un juego nada vistoso pero sí muy efectivo, obtuvo su vigésimo segunda corona de la Copa del Rey después de derrotar al Liceo por 1-2 en la final disputada ayer en Lloret. Los coruñeses tuvieron más oportunidades y jugaron mejor, pero los fallos en las cinco opciones a bola parada que tuvieron (cuatro faltas directas y un penalti), unidos a un inicio de segundo tiempo muy negativo (en el que el Barça anotó sus dos dianas), condicionaron el 1-2 final.
En su primer cuarto de hora, el partido fue un ‘correcalles’. Ambos equipos no quisieron acercar la bola a las porterías. Un tiro al palo de Miras fue el que más se acercó. La sensación general era que aún quedaba mucho y que en cualquier momento todo podía cambiar.

Punto de inflexión
El punto de inflexión llegó cuando, en el minuto 16, el azulgrana Matías Pascual cometió falta y fue sancionado con tarjeta azul. Payero lanzó la directa y falló.
Todavía con inferioridad, el Barça dispuso de su primera gran oportunidad, otra directa, a raiz de la décima falta verdiblanca. Pablo Álvarez lanzó con picardía abajo, pero la bola chocó en la base del palo de la portería de Malián.
El Liceo poco después mandó otra bola al palo, esta vez por mediación de Marc Coy. Poco después, en el minuto 20, los árbitros anularon un gol por interpretar que Di Benedetto había elevado demasiado el stick al desviar un lanzamiento lejano de Miras.
El primer tiempo terminó con la directa fruto de la décima falta blaugrana, que erró Josep Lamas.
Lo peor del partido para el Liceo llegó en los primeros minutos tras la reanudación.
En el 27, Eduard Lamas hace penalti que lanza Panadero. El ariete catalán bate a Malián e inaugura el marcador (0-1).
Poco después, en el 30, los árbitros sancionan a Carballeira con tarjeta azul. En la falta directa posterior, Pau Bargalló tampoco falló ante Malián (0-2). En un abrir y cerrar de ojos, el Liceo ya tenía un marcador muy adverso... Y más ante un equipo tan rocoso como el Barcelona.

Tiempo muerto
Juan Copa se dio cuenta de la complicada situación que atravesaba el equipo y pidió tiempo muerto. El Liceo tenía claro que iba a luchar hasta el final. Se lanzó al ataque y tuvo sus oportunidades, pero sin el fruto deseado. Miras forzó un penalti en el minuto 32 que él mismo lanzó. Pero de nuevo ahí estaba Sergi Fernández para evitar el gol.
Y un minuto después, falta de Gual y tarjeta azul para el de Sant Sadurní. Esta vez fue Dava Torres el que lanzó... Pero el marcador siguió sin moverse.
Sí lo hizo en el 37, mediada la segunda parte. Si el gol no entraba a bola parada, habría que intentarlo en movimiento. Y así, Carlo di Benedetto robó la esférica cerca de la portería rival, encaró a Sergi Fernández, marcó y por fin llegó el deseado 1-2.
Quedaba todavía un cuarto de partido y llegaba una nueva oportunidad con la decimoquinta infracción azulgrana. El turno era para Eduard Lamas, pero el empate no llegó. Inmediatamente el Barça tuvo la suya, pero esta vez Pau Bargalló erró.
El Liceo lo intentó todo, hasta jugar sin portero en los últimos segundos. Pero no fue posible. La Copa voló a la Ciudad Condal. Al menos, el equipo coruñés disputó la final catorce años después.

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