La maldición que no cesa

La maldición que no cesa
La reacción de la ‘marea naranja’ llegó demasiado tarde ante un Palencia que firmó tres primeros periodos imperiales | pedro puig

No hay manera. Por triplicado. El Basquet Coruña no pudo aprovechar, por tercera vez en cinco campañas, un cuarto partido en casa para avanzar de ronda. Y no fue posible por el sensacional periodo inicial que firmó Palencia, un 14-31 que mantuvo a remolque una ‘marea naranja’ que en el último cuarto flirteó con una remontada histórica.


Los primero 10 minutos se resumen con pocas palabras: 10 de 15 en tiros de dos, 5 de 5 en triples del cuadro castellano y muchos errores en tiros cercanos del herculino, reflejados en un gris 6 de 16, más doloroso si cabe por el escaso aprovechamiento de muchos rechaces en canasta ajena

Tras el primer parón, Tito Díaz devolvió a su equipo al parquet en zona 2-3, pero, aunque el Palencia tiró muchos menos cómodo, los rebotes ofensivos le permitieron alcanzar la veintena de renta (19-39).

Aun así, el Coruña perseveró en busca del milagro. Olmos y un Sabonis leonino en el rebote ofensivo pilotaron la arrancada (31-44), pero al final la mejoría sirvió para limar solo cinco puntos hasta un descanso (39-54) al que Monaghan y Djuran llegaron sin anotar, un hándicap demasiado grande para los locales.

La primera canasta del base de Illinois llegó a los tres minutos del tercer periodo, un triple que despertó a una pesimista grada porque supuso rebajar el déficit a 12 (48-60), después de que el Palencia rozase de nuevo la veintena (41-59). Riazor gritaba “¡sí se puede!”, pero los de Sergio García recuperaron la puntería desde el arco. El primer puñal lo clavó Dani Rodríguez, anotando, para más inri pegado al banquillo naranja, un bombazo sobre la bocina de posesión.

Triada letal
Ese acierto del protegido de los árbitros –15 faltas recibidas en el tercer partido y 8 ayer– estuvo acompañado por dos de Bas en las dos siguientes posesiones del Palencia, que con un parcial de 2-9 alcanzó la que sería su máxima renta del encuentro (59-81).
Zamora remató la faena con otra canasta desde 6.75, justo después de que el Coruña, a base de tiros libres, construyese un parcial de 5-0, para mandar el duelo a los 10 minutos finales con un abismo en el electrónico (68-89).

A la ‘marea naranja’ solo le quedaba un camino para el milagro: morir atrás, turrar, correr y anotar lo más rápido posible. Zyle (re)animó a la grada con un triple y, aunque Josep Pérez hizo lo propio, el Coruña empezó a recortar poco a poco.


Y más que lo pudo hacer si, tras anotar Ángel Hernández el 77-94, los colegiados sancionasen con antideportiva, e incluso descalificante, una feísima zancadilla de Pérez a Creus cuando este intentaba cortar hacia canasta. Además, el base local se llevó un fortísimo golpe en la caída, tuvo que abandonar la pista ayudado por dos compañeros y ya no pudo volver a ella.

El incidente pareció espolear al BC, que con Rowley agigantado en la pintura y tras un libre anotado por Monaghan puso a Riazor en ebullición (88-98), a falta de 3:35. El Palencia capeó el temporal con Rodríguez provocando faltas, y así se llegó al último minuto con un hilo de vida naranja (94-101).

Pero la fortuna le hizo una finta al Coruña: un triple de Monaghan tocó tres veces el aro antes de caer fuera. Luego entraron en juego los tiros libres: tres errados en el tramo final y, de nuevo, la permisividad arbitral, obviando la enésima protesta de Otegui tras serle señalada la quinta falta con 97-101, dos libres para Zyle –falló uno– y 19 segundos por jugar.

Ahora toca derribar otra barrera: ganar un quinto partido a domicilio, algo que todavía no hecho el Coruña. Los dos primeros duelos de esta serie dicen que no es una empresa para nada imposible.l

La maldición que no cesa

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