Juntos en el primer paso

Llega el primer partido del año, lo hace en Riazor, ante un rival que invita al fútbol ‘clásico’, de toda la vida. El Depor se la juega, se la jugará toda la temporada, hasta el final, si no es capaz de concordar tres victorias seguidas. Está en el grupo de siete-ocho equipos que luchan por salir de la quema, en un momento clave, fundamental, ya que aún depende de sí mismo para todo. Y para que así siga siendo no se puede perdonar en casa, máxime ante un rival que pocas veces se va a plantar en tu terreno sin su goleador, Aduriz, o su cerebro, Muniain, aunque para este encuentro Valverde recupere a futbolistas tan importantes como Aymeric Laporte e Iturraspe.
Parece que ha pasado una eternidad desde la última derrota, cosechada ante el Villarreal en un encuentro malo de solemnidad. Parece que las fiestas navideñas han amortiguado los nervios, o al menos los calentones que se estaban viviendo en las últimas semanas entre varios sectores del club. Parece que se puede mirar al futuro en clave de deportivismo.
Hoy es una prueba de fuego para todos. Como en las últimas citas en Riazor lo es para el entrenador, pero también para unos futbolistas de cuyo rendimiento se espera más y también para una afición que no debe mostrarse más dividida.
Hay un pegamento que une al deportivismo, y es la pasión por los colores, el amor por el escudo, el respeto por la historia del club. Ahora tiene que soldar con más fuerza. Es tiempo de mirar hacia el frente y avanzar.
En el campo no lo tendrán nada fácil los blanquiazules. El parón navideño parece haber serenado un tanto el ambiente pero volvería a enrarecerse y enardecerse con una debacle coruñesa en la que nadie quiere pensar.
Como de costumbre los problemas de ausencias en la plantilla no permitirán contar con todo el potencial al entrenador blanquiazul. En esta ocasión es Sidnei el que no estará en la zaga por acumulación de cartulinas amarillas, un problema en la defensa ya que es el central ‘indiscutible’ esta temporada.
Entre Lopo e Insua tendrán que acometer las embestidas bilbaínas. En la media hay dudas razonables después del rendimiento en el último choque. Es casi segura la vuelta de Medunjanin, la presencia de Álex Bergantiños o Fariña y que Toché siga siendo el delantero de referencia.
En Villarreal el murciano no tuvo balones para rematar porque el Deportivo no se acercó con peligro meridiano a la meta amarilla. Se supone que en Riazor cambiará el paisaje de manera diametral.
El último encuentro en casa se saldó con victoria ante el colista. Y costó, vaya si costó. El Depor venció por la mínima al Elche demostrando que ganar no es una asignatura que se apruebe sin esforzarse al cien por cien.
Si tanto costó doblegar a los ilicitanos  es normal que el aficionado piense que lo de esta noche será un trabajo digno de Hércules. Lo mismo ocurrió con el Valencia, y al final el Depor se impuso a uno de los ‘grandes’ de la actualidad.
Hay referencias de todo tipo en este campeonato para pensar en que el duelo de hoy será una partida bien difícil, pero también juega Riazor, lo harán todas sus gradas, así que el equipo blanquiazul tiene que aprovechar el salir con un plus, rodearse de positivismo y encarar el choque como si fuera una final.
No conviene hacer cuentas, aunque los medios de comunicación somos los primeros en echarlas, pero el calendario invita a volcarse en A Coruña, a intentar que Riazor sea un auténtico fortín.
No se trata de ir a hacer el canelo como en Villarreal o Sevilla cuando se viaje, más bien debería parecerse el Depor fuera de casa al de Eibar, pero cada choque es distinto y en cada encuentro hay condicionantes que hacen que no sirvan las referencias, aunque es bueno tener en mente lo hecho anteriormente para restar en lo malo y sumar en lo bueno. Para ello trabajan (casi) todos los días los blanquiazules en los campos de Abegondo.
El Deportivo se la juega esta noche, todos los que se sienten deportivistas, desde el primer aficionado hasta el último jugador. Lo hará ante un rival histórico que se le ha dado bastante bien en A Coruña -en general- y que pondrá a prueba al Depor 2015 y al propio Riazor.
Nadie quiere echar la vista atrás, nadie, porque el final de 2014 ha sido un desastre en casi todos los sentidos.
Quizá sea lo mejor. Hacer borrón, empezar nueva cuenta y partir de cero, como si todo empezase ahora, como si hoy fuese un partido distinto, el primero de un ciclo, el paso primigenio de una larga senda. Es tiempo de deportivistas, de ganar, de sonreír y de empezar a mirar hacia el futuro sin el agobio que atenaza las gargantas.