9º-15º
jueves | 25 abril | 2024
Orgullo, emoción, sentimiento, no existen palabras para definir lo vivido en la tarde de ayer en el municipal de Guadalajara. Sin querer caer en la demagogia, la verdad es que ayer unos pequeños infantes de una villa gallega hicieron historia no ya sólo por el hecho de estar en la máxima cita del baloncesto nacional, sino por cómo lo hicieron.
Se presentaba el adversario, Distrito olímipico de Madrid, como un rival inalcanzable para los nuestros, subcampeón de la comunidad Madrileña, tras dejar en la cuneta a canteras ACB como Estudiantes o Fuenlabrada. Y a fe que lo era, puesto que ante nuestros bravos jugadores se presentó un formidable conjunto de gran empaque físico y buenas capacidades técnicas.
Pero los nuestros no se amilanaron. En cada rebote, en cada lanzamiento, en cada balón que hubo que robar tirándose por el suelo, en un agobiante ambiente a más de 34 grados, en cada lance, los santos se dejaron la vida y los compañeros del banquillo la garganta. Y la afición empujó como uno más, y no era para menos.
El santo plantaba cara y recuperó la pequeña diferencia que Madrid endosó al inicio. Los jugadores madrileños, tambien por la tensión, fallaban bajo aro y los nuestros no daban segundas opciones, estando además certeros en el tiro exterior con un triple de pepe que levantó a todo el banquillo. Asi las cosas, y con corazón, raza, fe y buen criterio, el santo fue reponiendose a la superioridad física visitante y llegó, en el segundo cuarto, a poner contra las cuerdas a los madrileños,que se veían uno abajo y con los caminos de canasta cerrados (19-18). Tras el tiempo muerto, no hubo cambios en la decoración y al descanso , uno abajo.
El tercer cuarto sucumbimos ante el empuje y buen hacer madrileño, que nos asfixió con su zona press,encajando un parcial muy duro que marcaría el partido. Y es que si el objetivo era hacer un papel digno ante un coloso como nuestro rival, para más aún recuperar tal parcial . Pero el santo no estaba por dejar escapar su momento en la historia, y 30 años son bastantes, son muchas almas, muchas historias, muchos jugadores, muchos malos momentos, sueños, anhelos y recuerdos por los que pelear, que estaban en cada uno de nuestros balones recuperados, en cada uno de nuestros rebotes,.
Estábamos ahi para dejar impronta del orgullo santo. Asi que se siguió peleando. Y tras ir cayendo por más de 30 puntos, seguimos luchando, y empezamos a anotar con mas fluidez, a recuperar balones. Todos entraron en este ultimo cuarto, todos participaron con un quintuple cambio para recibir el merecido aplauso de sus compañeros.
Al final, la matemática no entiende de emociones y se impuso el mejor por 53-80. Pero nada hay que objetar a los nuestros, que han dejado el nombre del Santo para siempre en una máxima cita nacional, con orgullo y actitud santo.
