La herida sigue abierta

La herida sigue abierta
Zach Monaghan firmó una de sus actuaciones más deslucidas de la temporada, en un partido donde destacó por encima de todos Dago Peña patricia g. fraga



El Basquet Coruña sufrió su segunda derrota consecutiva, la cuarta en los últimos cinco partidos, con un denominador común en esta fase: falta de intensidad atrás, al que se sumó un arbitraje más que cuestionable.
Pese a que en la víspera Tito Díaz hizo especial hincapié en “recuperar la identidad defensiva”, sus hombres no estuvieron por la labor. Al menos en el arranque del partido, donde el técnico local, Toni Ten, dejó en el banquillo a sus dos armas más letales, el base Borja Arévalo y el ala-pívot Kyle Cooper.
La muestra de la laxitud defensiva naranja son los ocho puntos que en los cinco minutos iniciales firmó Joan Faner, un base de 1.74 metros que estaba promediando 3.9 por encuentro. Y eso que tenía delante a un Zach Monaghan que no le atacó en 1x1 a pesar de superarle en casi 15 centímetros.
Pero el ‘1’ naranja no fue el único que permitió tiros cómodos a su par. Y el Castelló lo aprovechó para anotar con fluidez y cerrar el primer acto ocho arriba (28-20), tras un triple de Cooper defendido con la vista.
El inicio del segundo no mejoró en exceso el panorama. Un triple de Filip Djuran y una canasta de Tuty Sabonis parecieron despertar a la ‘marea naranja’ (30-25), pero los locales volvieron a castigar desde el arco y estirar su renta hasta los dobles dígitos (37-27), tras un acierto de larga distancia de Juan Cabot.
Entonces apareció Dago Peña con el botiquín: 13 puntos en los últimos seis minutos (en los que Javi Lucas aportó tres canastas a un parcial que acabaría siendo de 6-22) de un periodo al que Monaghan puso la rúbrica con un triple marca de la casa sobre la bocina (44-49). Un resultado muy bueno visto el arranque visitante, pero con un matiz preocupante: el dominicano firmó 20 de los 49 puntos y valoró 24, siete unidades menos que todos sus compañeros juntos.
A la vuelta de vestuarios sucedió lo que necesitaba el Coruña: más jugadores involucrados en el ataque. Gediminas Zyle tomó el testigo de Peña y anotó seis puntos en los tres primeros minutos para estirar la renta hasta ocho tantos (52-60).
La recuperación de la identidad defensiva que pedía Tito se sumó a la causa, aunque solo en la pintura, ya que el Castelló siguió anotando desde lejos por medio de Cooper y Durán para evitar el demarraje naranja. A ellos se unió Sergio Rodríguez, que con un triple en el tramo final de este cuarto y dos seguidos en el comienzo del último devolvió la delantera al conjunto local (71-70).
Aunque Zyle y Peña dieron aire al Coruña (71-75), entró en escena otros de sus fantasmas: el rebote defensivo. El Castelló rebañó varios seguidos en el aro naranja y aprovechó la cuarta falta de Sergio Olmos para meter balones a Maodo Nguirane que acabaron en canasta.
Un triple (77-80) y una canasta de dos (79-82) de Josip Mikulic dieron al Coruña sus últimas ventajas y un tapón de Nguirane a Olmos, que había recibido falta previamente, derivó en una muy discutible antideportiva de Djuran que, a falta de 15 segundos dio a Sergio Rodríguez la oportunidad, que no desperdició, de sentenciar un duelo donde la ‘marea naranja’ volvió a encajar más de 80 puntos, algo que le ha pasado en seis de los últimos siete partidos, de los cuales ha ganado tan solo dos.
Un problema que habrá de solucionar el martes en la visita del colíder Gipuzkoa.

La herida sigue abierta

Te puede interesar