Hamilton vuelve a ganar y Grosjean vuelve a nacer

Hamilton vuelve a ganar  y Grosjean vuelve a nacer
Romain Grosjean salió por su propio pie del coche, que se convirtió en una bola de fuego inmediatamente después de chocar violentamente contra una barrera del circuito de Sakhir | efe / EP

Lewis Hamilton ganó de nuevo: se anotó el Gran Premio de Bahrein, marcado por el escalofriante accidente de  Romain Grosjean, quien salvó milagrosamente la vida en el circuito de Sakhir, donde Carlos Sainz acabó quinto, otra vez tras remontar diez posiciones.

Hamilton, que el sábado había elevado a 98 su propio récord de poles, alzó a 95 su otra gran plusmarca histórica, la de victorias al firmar su undécima del curso, esta vez por delante de los dos Red Bull, en una carrera nocturna que arrancó con una fugaz pesadilla y acabó con otra sensacional remontada de Sainz. El madrileño ascendió del decimoquinto puesto en parrilla al quinto en meta, y su equipo, gracias también al cuarto puesto de Lando Norris, ya es tercero en el Mundial de constructores.

Que Hamilton vuelva a ganar no es noticia. Pero a punto estuvo de haberla, y muy triste, en la antepenúltima carrera del año. Al tocarse con el Alpha Tauri de Daniil Kvyat, Grosjean se estrelló contra la barrera y destruyó de forma espectacular su monoplaza, que se incendió al instante. Tardó 27 segundos en salir del coche y sigue vivo de milagro. Las medidas de seguridad funcionaron.

 

Heridas menores

La pesadilla se saldó inicialmente con pequeñas quemaduras en manos y tobillos. Grosjean fue evacuado a un hospital para ser examinado de forma más detallada.

Tras la bandera roja. Hamilton mantuvo el primer puesto en la segunda salida; y en la que volvió a arrancar mal Valtteri Bottas, que acabó la carrera octavo y solo le saca 12 puntos a Verstappen en la lucha por el subcampeonato.

Sainz, decimoquinto en parrilla y que salió con blandos, afrontó decimotercero la segunda puesta en acción. Limpia por delante, pero en la que rápidamente se decretó la entrada en pista del coche de seguridad, a causa de otro espectacular accidente, con vuelta de campana incluida, de Lance Stroll.

Sainz pescó a cuchillo en río revuelto y poco más adelante, cuando paró Daniel Ricciardo, era sexto; justo detrás de Norris, con Albon cuarto, por detrás del trío cabecero. Que paró poco después: primero Hamilton, que repitió medio; y después Verstappen y Sergio Pérez, que cambiaron a duros.

El español, que llegó a rodar tercero, entró en boxes en la 22. Soltó el blando, puso medio y retornó a pista undécimo, cinco giros antes de que todo se reordenase y fuera de nuevo sexto, por detrás de Norris.

A sabiendas de que a Hamilton le quedaba, al menos, otra parada, Verstappen le anunció a su equipo que no tenían nada que perder, cuando Bottas se hundía en el puesto once, antes de finalizar en una discretísima octava plaza.

 

Mandan los neumáticos

Pero en lo que quedaba de carrera iban a tomar la palabra los neumáticos, así que el neerlandés paró en el giro 35 para volver a duros y le cedió el segundo puesto a ‘Checo’ Pérez, que presa del infortunio perdió el podio a falta de tres vueltas al romper el motor de su Racing Point.

La avería fue un regalo del cielo para Albon, cada vez más cuestionado en Red Bull. Que podrá relajarse unos días, antes de que este circuito albergue el próximo fin de semana, con otra configuración, el Gran Premio de Sakhir. En su anillo exterior –sin el segundo de los tres sectores y uniendo la curva 4 con la 13–, de sólo tres kilómetros y medio.

Hamilton vuelve a ganar y Grosjean vuelve a nacer

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