Golpe de riñón en Gran Canaria

Golpe de riñón en Gran Canaria
Domingos Duarte rescató un punto para el Deportivo cuando el Las Palmas ya se veía con los tres en el bolsillo | alfaquí

Fue en un saque de esquina que peinó en el primer palo Quique y cabeceó en el segundo Domingos Duarte para hacer justicia. El discurso del Depor había sido más ofensivo que el del Las Palmas, pero los canarios tenían los tres puntos en el bolsillo con un tiro a puerta.


El equipo blanquiazul salió al césped conocedor del pinchazo del Málaga (Osasuna le remontó en los últimos minutos de partido). Una victoria en Las Palmas supondría un golpe de autoridad y de moral. Se acostaría líder (por diferencia de goles) y aseguraría, como mínimo, acabar la jornada en posiciones de ascenso directo por primera vez en la temporada. La ambición debería poder con la prudencia después de que la víspera del encuentro, el segundo entrenador blanquiazul, Bernardo Tapia (acabó expulsado en Gran Canaria), hiciera hincapié en la importancia de no perder. Al final, logró lo mínimo, que no es poco por cómo se produjo.


Por segundo partido consecutivo, Natxo González tuvo que dirigir al equipo desde la grada por sanción y en el césped dispuso dos cambios por decisión técnica en la alineación. Pablo Marí, tras haber cumplido sanción, sentó a Michele Somma y Saúl García recuperó la titularidad en detrimento de Diego Caballo. En el enganche se mantuvo Pedro Sánchez.


Enfrente, la UD Las Palmas salió con Iñigo Ruiz de Galarreta como enganche en el centro del campo y el temible trío ofensivo: Rafa Mir, Sergio Araujo y el exdeportivista Rubén Castro. El vasco fue clave.


En el tablero de ajedrez en que se convirtió el partido, los dos equipos arrancaron con rombo, aunque con distinta filosofía. El Depor asumió el control del balón. El Las Palmas se lo dejó en zonas con poco peligro. Álex Bergantiños apareció para destruir y elaborar, se gustó Vicente Gómez, que incluyó un túnel en su repertorio de vuelta a Gran Canaria, y Saúl subió al ataque para servir balones desde la izquierda, aunque sin encontrar la conexión deseada con los delanteros.


Vicente y, sobre todo, Simón, escucharon silbidos en la que fue su casa hasta el pasado verano. El Deportivo estaba cómodo y el Las Palmas, también. Cada uno en su rol. Uno proponiendo, el otro, a la expectativa.


La presión alta de los blanquiazules estuvo a punto darles el premio a los 16 minutos. Robó Saúl cuando los amarillos intentaban iniciar jugada, se apoyó en Carlos Fernández y Pedro Sánchez culminó el ataque con un disparo desde la frontal que despejó a córner Raúl Fernández.


La más clara, no obstante, llegó cinco minutos después en una falta escorada, en línea de tres cuartos de ataque, que colgó Pedro Sánchez y cabeceó picado Carlos Fernández. El poste, casi la cruceta, le negó el gol al delantero cedido por el Sevilla.


El Las Palmas dio un paso al frente en el último cuarto de hora del primer acto. Araujo le robó la cartera a David Simón y Javi Castellano protagonizó el primer y único aviso al Depor en todo el primer acto. Demasiado rácano en ataque. Los blanquiazules fueron más atrevidos, pero tampoco se prodigaron demasiado.


Rubén Castro, que tenía molestias, se quedó en la caseta en el descanso. De vuelta al verde, el primer disparo de los canarios entre los tres palos acabó en el fondo de la red. Ruiz de Galarreta recogió el esférico a unos 30 metros de la portería, Vicente y Saúl le dieron tiempo y el vasco golpeó el balón con un derechazo que se coló por la escuadra de la portería de Dani Giménez.

El Deportivo quedó aturdido y pudo encajar el segundo con una rosca de Rafa Mir que se marchó desviado. El guion del partido había cambiado drásticamente. El cuerpo técnico apostó por la entrada de Diego Caballo por Saúl, como en Córdoba, pero cuatro minutos después y con el marcador en contra. Hombre por hombre, mismo sistema, misma propuesta.


El equipo tiró de los automatismos trabajados en Abegondo con un sensacional Carlos Fernández. Los blanquiazules se animaban; los canarios frenaban el ritmo con interrupciones.


Con un tercer delantero en escena, Christian Santos, el Depor perdió toque arriba, solidez atrás y se impacientó. Nuevo giro desde el banquillo para cambiar la situación. Bergantiños, fuera; Carles Gil dentro. El Depor pasó más a un 4-3-3, con Vicente por delante de la zaga, Gil a su izquierda y Edu a la derecha. El Las Palmas perdonó el segundo ante un rival desnudo que en el noveno córner logró hacer justicia.

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