Fácil, demasiado fácil

Fácil, demasiado fácil
Juan Carlos (i) pugna un balón con el capitán del Cerceda Noé javier alborés

Fácil. Demasiado fácil. El Fabril se ganó el pan en solo 45 minutos. ¿Por qué? El Cerceda, citado para las doce, empezó a jugar la una de la tarde. Con una hora de diferencia y otra de actitud, el filial se propuso ser determinante. Aprovechó las concesiones de un rival desdibujado para colocarse el 3-0 antes del descanso. Todo cambió en el segundo tiempo. Todo y nada. El Fabril se relajó en exceso, pero no corría peligro. El Cerceda se entonó, pero no le bastó.

Los tres centrales (Álex, David y Aitor) unidos a los dos carrileros (Noé y Souto) por detrás de los tres medios (Julio Bayo, Rodri y Remeseiro) no se hicieron con el control. Tampoco impidieron que el Fabril (con Luis de referencia en ataque) lo consiguiese. Como así fue. Sin imprimir un ritmo infernal imposible de contrarrestar, el filial del Deportivo jugó a placer. Y marcó a placer.

El primer gol, a los diez minutos, con Lemos de protagonista. Control de espaldas a Darío y remate sutil, preciso. Efectivo. 1-0. Independientemente de la ventaja en el marcador, la sensación era de que había un solo equipo sobre el campo.

Al Cerceda, que se concentró para desayunar horas antes del partido, le faltó una inyección de cafeína. Daba la sensación de que pretendía abortar los ataques blanquiazules desde el inicio. Simplemente una sensación. No lo conseguía. El Fabril, con un adversario permisivo, mata.

Lemos protagonizó la acción del 2-0. Ni diez minutos después del primero. Su centro desde la derecha no encontró precisión de remate en Luis. Sí en Juan Carlos, entrando de segunda línea. Otra vez, demasiado fácil.

Ni media hora se había cumplido cuando, después de dos pases en horizontal dentro del área asumiendo el máximo riesgo, el balón fue interceptado por Cano. Centro y, en el segundo palo, cabezazo a placer de Luis. El Fabril no tuvo que recorrer ni un metro para marcar. 3-0.

La indolencia del Cerceda saltaba a la vista. José Luis Lemos no esperó al descanso para realizar el primer cambio. Su equipo necesitaba reaccionar. Un central fuera (Álex Canedo) y Herbert al campo. Reestructuración. Línea defensiva de cuatro que resistió con el 3-0 hasta el descanso.

Tras la reanudación, sí. El Cerceda fue otro. Pero el Fabril también. Si el equipo blanquiazul no forzó demasiado en el primer tiempo (se lo permitía porque le bastaba), en el segundo jugó a cámara lenta. A punto estuvo de costarle un disgusto.

Antes de que Quique Cubas anotase de cabeza el 3-1 (min.51) las sensaciones ya eran otras. ¿Mejoró el Cerceda por su cambio de planteamiento o porque el Fabril jugó andando, consciente de su ventaja? La única realidad es que Remeseiro cabeceó al larguero, que Xaco se plantó solo delante de Ricky y que hubo un penalti no pitado sobre Herbert que pudo cambiar el desenlace final. Ojo, el Fabril tuvo más de una para matar a la contra un partido fácil, muy fácil.

Fácil, demasiado fácil

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