El Fabril se baña de bronce con el ascenso

El Fabril se baña de bronce con el ascenso
Los jugadores y cuerpo técnico, celebrando el ascenso | quintana

Título y ascenso. El Fabril le puso el broche a una temporada que remató ayer en el escenario ideal. El filial del Deportivo jugará en Segunda División B la próxima temporada tras ganar (2-0) al Cacereño en Riazor. Galán y Queijeiro, que metieron en el primer minuto y en el último de la segunda mitad, fueron dos de los héroes de un equipo que acabó cumpliendo todos los objetivos que se propuso antes de comenzar el curso.


Tenía buena pinta el sorteo hace quince días. El Cacereño, que no era favorito al título en su grupo, el de Extremadura, no parecía el primer clasificado más completo para disputarle el ascenso en la fase de campeones. La ida se jugó en un patatal -en la Tercera gallega no hay un campo en peor estado que el Príncipe Felipe– y se resolvió con 0-0. El desenlace se jugaría en Riazor, campo totalmente opuesto al del Cacereño.

Entrada con control
Llamó la atención la entrada al partido de ambos equipos. Se suponía un Fabril dominador monopolizando la posesión de balón, con mucho control en los primeros minutos. Se suponía también un Cacereño sin asumir riesgos, despreciando la pelota y centrado en mantener la portería a cero. Ni el Fabril fue capaz de controlar los razonables nervios del arranque ni el Cacereño se mostró como un pulpo en un garaje. Se vio más entero y cómodo al equipo extremeño, incluso metió un balón en la portería de Cobo –situación de Martins invalidada por fuera de juego– y gastó una fase de partido en la que fue capaz de administrar la posesión con cierto criterio.


El problema del Fabril era la falta de paciencia. Con un arsenal de jugadores capacitados para llevar el control del juego, el equipo blanquiazul obvió la ansiedad superado el cuarto de hora y apostó por las elaboraciones largas, aunque sin que participasen demasiado los jugadores de zonas interiores. El objetivo parecía llevar el balón fuera para que Pinchi, que no estuvo acertado en el primer tiempo aunque mejoró en el segundo, y Borja Galán, el futbolista más explosivo del Fabril ayer, buscasen situaciones de uno contra uno con los laterales del Cacereño. Galán lo hizo tan bien que en ese intervalo de tiempo, en el primer tercio de encuentro, le sacó una tarjeta amarilla al carrilero zurdo Pablo Molina y no lo expulsó porque el árbitro no quiso ya que, poco después de esa amarilla recibió entrada de amonestación.


A medida que transcurrían minutos y jugadas, el Fabril sufría menos. Solo en situaciones a balón parada –faltas laterales y, sobre todo, saques de banda– el Cacereño conseguía pisar el área de un Cobo muy, muy seguro durante los 90 minutos.

Ocasiones claras
Las ocasiones más claras se guardaron para los dos últimos minutos de la primera mitad. Una gran galopada de Jardel en una caída a banda derecha terminó con un centro tenso al corazón del área pequeña. Pinchi pisó área pero no le dio tiempo de llegar a una buena zona de remate. Alcanzó, forzado, la pelota en el segundo palo pero sin opción de remate claro. La réplica del Cacereño, superado el minuto 45, nació en una falta lateral bien botada a la zona del punto de penalti. Pino se deshizo de la marca de Monsalve y remató de cabeza bastante cómodo. Riazor contuvo la respiración hasta que comprobó que el balón no entraba en la portería y el primer tiempo terminó con un susto de los buenos y con el 0-0 inicial. Suele denominarse gol psicológico ese que se marca minutos antes del descanso. Cuanto más cerca del pitido final del primer tiempo, más psicológico. ¿Y los goles en el primer minuto del segundo tiempo? Tal vez, más psicológico todavía. A un gol en el 44 se le puede buscar alternativa en el descanso con 15 minutos para planear cómo. Es más difícil responder a un tanto a los 30 segundos del segundo periodo, ese que marcó Galán de tiro cruzado aprovechando un mal control orientado de Jardel. El ‘11’ blanquiazul control ligeramente escorado a la derecha pero encima del borde del área y soltó un derechazo cruzado ante el que no reacciono (1-0) Camacho.

Más cerca
El partido estaba donde quería el Fabril pero un gol del Cacereño, el 1-1, le daría la clasificación al conjunto extremeño. No fue capaz de sentenciar el Fabril pese a llevar el control prácticamente absoluto y, a falta de diez para el final, en un balón colgado al área local, Artigas se hizo con la pelota en una situación inmejorable para hacer el empate, pero la figura de Cobo, inmenso en toda la eliminatoria, surgió para desbaratar en el mano a mano la opción más clara del partido para el Cacereño.


Borja Domingo y Queijeiro, los dos primeros cambios realizados por Cristóbal, le dieron un plus al filial, que se permitió sentenciar sobre la bocina. De un saque de banda de Blas, esa especialidad del Cacereño, Queijeiro se encontró ante una volea en el balcón del área. La pelota, dura y bien dirigida, entró pegada al palo derecho de Camacho. Y el Fabril ascendió. Y Riazor se bañó de bronce con el Fabril.

El Fabril se baña de bronce con el ascenso

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