La extraña y (muy) retorcida historia de Dominic Calegari

La extraña y (muy) retorcida historia de Dominic Calegari
el ala-pã­vot estadounidense pasã³ de la cordura a la incoherencia en apenas un par de dã­as susy suã¡rez

Si han visto ‘Magnolia’, prepáranse para una historia tan retorcida como la secuencia inicial del excelente film de Paul Thomas Anderson. Una película que bien podría titularse ‘El gabinete del doctor Calegari’.
Porque la historia real de la espantada del ala-pívot estadounidense supera cualquier ficción conocidad en el mundo del baloncesto. Todo empezó el pasado sábado, según relata Óscar García, su agente y ex jugador del Basquet Coruña.
“Fue muy raro. El sábado me llamó su agente americano y me dijo que Calegari se retiraba del basket. Y, justo ese mismo día, por una de esas extrañas casualidades, me llama también el CAI Zaragoza. A mediodía empiezan a llegarme whatsapps del jugador diciendo ‘me quiero ir, me quiero ir’. Pensé que era por el problema que tiene en una rodilla, tendinitis crónica, y fuimos a su casa Gustavo Gago (preparador físico del Leyma) y yo para tranquilizarlo y recomendarle a uno de los mejores especialistas, el doctor Arriaza, pero él insiste en que se quiere ir”.
García aclara que en el contrato de Dominic Calegari había una cláusula de salida a la ACB. Y dicha cláusula ‘le curó’ la rodilla en el momento en que le llamó el club aragonés, ya que no dudó un instante en desplazarse a Zaragoza.
Una vez allí, el manager general del CAI, Willy Villar, exigió que antes de pagar la cláusula de rescisión querían hacerle una resonancia y ver cómo estaba físicamente. Algo a lo que, lógicamente, Carlos Lamora, presidente del Basquet Coruña, se negó en redondo. Entonces empezó el tira y afloja entre ambas entidades. También lógico y disculpable, dada la extraña naturaleza del asunto.
El jugador aportó otro toque de locura al guion. “Zaragoza le ofrecía un contrato de tres meses y Calegario me dijo: ‘¿No puede ser solo un mes y a ver cómo me veo?’, cuando cualquier jugador habría pedido toda la temporada”. Otro indicio de que algo en la cabeza del ala-pívot californiano había hecho ‘crac’.
Sorprendido por tango giro dramático, Óscar García inquirió a Calegari sobre el problema real. La respuesta incial fue “echo mucho de menos a mi novia”. Pero la verdad salió a flote poco después. “Perdón, no he debido venir aquí, me equivoqué, no tengo la motivación suficiente [que sí parecía tener en Zaragoza], me voy a mi casa”, soltó Calegari que, según García, hoy tomará el avión rumbo a San Francisco para, en teoría, dedicarse a otros menesteres.
“En doce años en esto me han pasado cosas divertidas, tristes, raras... Pero nada así”, relata un todavía alucinado Óscar García. A la pregunta de si volvería a representarle en España en caso de Calegari decidiese volver a las canchas, no tiene duda alguna: “Estas locuras repentinas le pueden pasar a cualquiera, pero no aceptaría porque sería un potencial peligro”.
Y así termina –de una vez por todas– esta historia de vidas cruzadas y cables cruzados y con un ‘malo’, tal vez involuntario, que deja tres víctimas, afortunadamente leves: Óscar García, el Basquet Coruña y el CAI Zaragoza. The end.

La extraña y (muy) retorcida historia de Dominic Calegari

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