España rompe el maleficio y conquista el cetro continental

España rompe el maleficio y conquista el cetro continental
Zagreb (Croatia), 28/01/2018.- Players of Spain celebrate after winning the EHF European Men's Handball Championship 2018 final match between Spain and Sweden in Zagreb, Croatia, 28 January 2018. (Croacia, España, Balonmano, Suecia) EFE/EPA/ANTONIO

La selección española de balonmano rompió el maleficio y, tras quedarse hasta en cuatro ocasiones a las puertas del oro, se proclamó por primera vez en su historia campeón continental, al imponerse por 29-23 a Suecia en la final de la cita de Croacia. Un triunfo que otorga la clasificación para el Mundial del año que viene y para la próxima cita continental, en 2020
Una batalla que ganó de inicio el conjunto escandinavo, que sustentado en las paradas del guardameta Mikael Appelgren, que detuvo en los primeros diez minutos de juego cuatro de los ocho lanzamientos que intentaron los españoles, pudo volar al contraataque.
Una dinámica que ni tan siquiera logró romper la salida a la pista de Arpad Sterbik, al que en esta ocasión su capacidad de intimidación no sirvió para asustar a los jóvenes jugadores suecos, que alcanzaron el descanso con una ventaja (12-14) de dos goles.
Cifra que hacía pensar en una posible reacción del conjunto español en una segunda mitad, en la que los de Jordi Ribera comenzaron a recordar en defensa al equipo que anuló primero a Alemania y posteriormente a la todopoderosa Francia.
Una defensa, en este caso un 5-1 con Alex Dujshebaev en la posición de avanzado, que permitió a España recuperar tanto la iniciativa tanto en el juego como en el marcador, donde los Hispanos, tras muchos minutos a remolque lograron, por fin, ponerse por delante (15-14)
Dificultades ofensivas que obligaron a Suecia a cambiar su patrón de juego, mucho más lento sin poder ya correr al contragolpe, que no sirvió para impedir la escapada del equipo español que llegó a ponerse hasta tres goles (18-15) por delante.
Si en la primera parte eran las paradas de Appelgren las que martirizaban a los internacionales españoles, en la segunda fueron las intervenciones la que comenzaron a corroer los nervios de los escandinavos.

Tranquilidad
Todo lo contrario que España, que cada vez más sólida atrás, comenzó a mover el balón con la tranquilidad y paciencia necesaria para hacer llegar el juego a los extremos, donde Balaguer se mostró implacable.
De hecho, un gol de exterior español permitió a los de Jordi Ribera situarse con una máxima renta de cinco goles (20-15), que confirmaba el cambio de rumbo que se estaba produciendo en el partido a favor de los intereses del combinado nacional.
Un giro que se ratificó con los cada vez más largos ataques a los que se vieron obligados a jugar los suecos, el peor panorama posible para un equipo, que como señaló el legendario Mats Olsson, tiene como objetivo gastar las menores energías posibles en el ataque estático.
Al revés que la selección española que disfruta cuando puede madurar y madurar su juego ofensivo, tal y como hizo en la segunda mitad en la que cuando no hizo llegar el balón a los extremos, conectó con sus pivotes.
Un juego que permitió dejar prácticamente sentenciada la final a ocho minutos para la conclusión, tras alcanzar un ventaja de ocho tantos (25-17) que la solida defensa española ya supo controlar hasta el final (29-23), para celebrar, esta vez sí, que a la selección nacional no se le escapaba una nueva final, que España era la nueva campeona de Europa.

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