Djalma no se ‘olvida’ de Jabo

El brasileño Djalma Feitoza ‘Djalminha’ aseguró que si cuando él estuvo en el Deportivo —finales de los noventa, principios de la década pasada— hubiera tenido a un entrenador “más ambicioso” que Javier Irureta, el club gallego, que ganó la Liga 1999-2000, habría ganado más de un campeonato nacional.
“Creo que con otro entrenador habríamos conseguido más cosas en España, con un entrenador más ambicioso. No es que fuera un mal entrenador, es que era muy conservador para el equipo que tenía. Podíamos haber ganado dos Ligas o tres, no una”, comenta en una entrevista que concedió a FT Magazine.
Irureta fue el máximo responsable técnico del Deportivo siete campañas, concretamente desde 1998 hasta 2005, unos cursos gloriosos en los que el equipo de la plaza de Pontevedra conquistó la única Liga para un conjunto gallego (1999-00), una Copa (2002) y dos Supercopas (2000 y 2002).
Además, el míster vasco guió a los herculinos en las cinco andaduras consecutivas en la Liga de Campeones —semifinalista en el curso 2003-03— y en una edición de la Copa de la UEFA.
Sin embargo para el inolvidable pero díscolo ‘8’ exblanquiazul la escuadra deportivista no logró llegar al máximo de su nivel en unos años en los que el Depor se codeaba con los grandes del espectro nacional, Real Madrid y Barcelona.
Djalminha reconoce también que “nunca” tuvo “una buena relación” personal con el que fue entrenador del Deportivo entre 1998 y 2005, un entrenador que no se rasgó las vestiduras a la hora de dejarlo en el banquillo o incluso forzar su cesión a equipos como el Austria de Viena.
Sus “discrepancias tácticas” desembocaron, tal y como recuerda el exfutbolista del Deportivo, en el “cabezazo tan famoso” que le propinó al técnico en uno de los entrenamientos del equipo. Fue en la temporada 2001-02, poco después de conquistar el famoso ‘Centenariazo’, en un desafortunadísimo lance que quedó para la historia como una de las mayores salidas de tono de un futbolista perteneciente al Deportivo de La Coruña.
Precisamente este conato de agresión constituyó un factor determinante para que el genio brasileño se quedase fuera de la lista de la nómina mundialista de Scolari en 2002, un castigo que condicionó su posterior carrera profesional.
Djalminha afirma que “A Coruña fue el lugar donde más feliz” fue en su “carrera” y también donde “más tiempo” estuvo.
“Conseguí ser campeón español y profesionalmente fueron los momentos más felices de mi carrera”, admite el jugador que maravilló a la afición del Deportivo y al fútbol en general con sus lanzamientos de penalti al estilo ‘Panenka’ o su ‘lambretta’ al Real Madrid en un partido en el estadio de Riazor y que ahora sigue demostrando su calidad en ‘Showbol’ —fútbol indoor—.
Hoy en día el fino mediapunta sigue gozando de la simpatía y admiración de gran parte de la hinchada blanquiazul —posee una peña en su honor en la urbe coruñesa— , si bien también son legión los adeptos blanquiazules que se cuestionan qué podría haber sido de un futbolista genial en caso de haber tenido un carácter menos problemático. n