Una derrota muy dolorosa

Ni los aficionados blanquiazules más pesimistas contaban con un mazazo anímico como el del pasado jueves ante el Leganés. Mucho menos si cabe después de una aceptable primera parte de los de Gaizka Garitano, que se marcharon al intervalo con una renta favorable de 1-0.
Sin embargo el cuadro blanquiazul experimentó una metamorfosis total en el segundo acto y, justo después de una madera de Florin Andone, el equipo coruñés entró en barrena, con una pájara que le llevó a encajar dos dianas en apenas seis minutos de juego (entre el 54’ y el 60’). 
A pesar de las permutas efectuadas desde el banco y del aliento llegado desde la grada, el Depor se hundió para quedarse con un balance de cinco puntos conquistados en otros tantos compromisos.
Los herculinos no vencen desde la jornada inaugural ante el Eibar por un ajustado 2-1, para a continuación hilvanar cuatro choques sin sumar de tres en tres, dos empates sin goles, ante Betis y Alavés, y dos traspiés ante Athletic (0-1) y Leganés (1-2).
Frente a los ‘pepineros’ la escuadra de Riazor perdió, además de los puntos, su condición de equipo rocoso y difícil de vulnerar; no en vano, había encajado los mismos dos goles que recibió el jueves en las cuatro primeras jornadas del campeonato de la regularidad. Un registro que también se fue al limbo en una tarde-noche para el olvido.  

primeros pitos
A la conclusión de la contienda, una afición tan madura y poco proclive a los aspavientos como la deportivista despidió a los suyos con los primeros silbidos de la temporada.
Y es que el temor a que se reproduzca una racha tan negativa como la segunda vuelta del pasado ejercicio 15-16 comenzó a contagiarse en el coliseo deportivista.
En las redes sociales el pesimismo se desató hasta el punto de que algunos aficionados llegaron incluso a pedir la cabeza del entrenador.
Mañana en el Vicente Calderón frente a un rival ‘top’, el Depor tiene ante sí una óptima ocasión para limpiar su imagen.