El Deportivo pone el candado

El Deportivo pone el candado
Francis logró dejar la portería a cero ante el Eibar en su estreno en Primera División | efe

Se acaba el tiempo veraniego y el Deportivo sacó la manta en Ipurua. Tapó los pies y dejó al descubierto la cabeza. Era el objetivo de Mel. Suficiente para sumar ante un rival directo y en campo incómodo. Insuficiente para alejarse de abajo ante un Eibar que sin Pedro León tiene pocos argumentos.


En ese campo de pequeñas dimensiones que es Ipurua, el Depor entró bien al partido. Quizás le ayudó que el reloj del vestuario estuviera dos minutos adelantado. Por si las reducidas medidas del terreno de juego no fueran suficientes para atascar al conjunto coruñés, el técnico rival, José Luis Mendilibar, se lo complicó un poco más a Pepe Mel: tapó posibles vías de agua con una línea de cinco defensas.
El míster blanquiazul también tuvo uno de esos ataques de entrenador. Tras haber dejado en A Coruña a Schär, más por acumulación de partidos que por riesgo de lesión (explicación que Mel dio el sábado), dio la titularidad a Albentosa, que disfrutó de sus primeros minutos oficiales esta temporada, e hizo debutar al portero Francis Uzoho, que hace nueve meses llegaba al club para reforzar al juvenil y que con 18 años se puso los guantes en Primera División. Era cuestión de tiempo que se abriera paso en el fútbol profesional. Ayer le dieron la alternativa.
No deja de resultar curioso. Cuarto portero del Deportivo en ocho partidos, la posición en la que más ‘peros’ se le puede poner a la dirección deportiva (quizás la única). Rubén se lesionó cuando empezaba a disipar dudas, Tyton volvió a fallar en el arco blanquiazul, como la temporada pasada, y Pantilimon, una incorporación de última hora gracias al cabo que le echó la familia Pozzo (dueños de Udinese y Watford) al Depor, también ha acusado la inactividad en su estreno en España. Francis, con nervios de acero, estaba preparado para dar el paso. Así lo entendió Mel.


El Eibar no le obligó a demostrar demasiado, pero estuvo acertado, bien situado, sin pasar apuros. Lo más importante es que, sin intervenciones espectaculares, transmitió más seguridad que los anteriores. Y eso que su primera salida fue en falso.
La otra sorpresa en el once fue la de Fede Valverde en la banda izquierda. No porque no hubiera estado bien en las anteriores citas, sino por los precedentes. El mes pasado se quedó fuera de los planes de Mel tras haber debutado con su selección porque, según el técnico, había pagado la inexperiencia internacional y había regresado cansado. Habrá aprendido la lección, porque esta vez sí jugó. Suya fue la primera ocasión del Depor a los cuatro minutos, una vaselina desde campo propio que recordó a la que había protagonizado en verano en As Somozas.
El Deportivo estuvo cómodo en los primeros minutos, Çolak diseñó el fútbol de ataque y Andone bregó como siempre en su vuelta al once por las molestias de Lucas Pérez, que se quedó en el banquillo. Al rumano le faltó el acierto que había tenido ante el Getafe. La primera la estrelló en Dmitrovic.


Al prometedor arranque de los deportivistas le sucedieron buenos minutos del Eibar, que desarboló a los de Mel aunque sin generarles demasiado peligro. Francis, por si las moscas, desvió a córner un centro de Kike García, uno de los más activos en el conjunto eibarrés. Tino Fernández lo veía desde el palco con gesto serio.
En el césped, el Deportivo volvió a dar un paso al frente en los últimos veinte minutos del primer acto. Juanfran lo intentó con su pierna menos buena, la izquierda, y Andone lo hizo con la derecha tras haberle ganado la partida a Ramis en una de sus innumerables peleas en la línea de tres cuartos de ataque. Un incordio, como siempre, para los rivales, aunque sin premio.
Al borde del descanso, los blanquiazules desperdiciaron un contraataque con superioridad tras un saque de esquina a favor del Eibar. Cartabia montó la jugada y ni él tuvo visión ni le ayudaron los fallidos desmarques de sus compañeros.
El tiempo de reflexión no ayudó a los coruñeses. De vuelta al campo cambió el guion. El Eibar aceptó la iniciativa y el Deportivo se replegó al máximo. Sus llegadas al área rival apenas trascendieron. Fueron pocas e inofensivas.
Inocuo y desaparecido en ataque, el Depor supo sufrir y dejó la portería a cero por segunda vez esta temporada (la anterior, ante el Alavés). Los blanquiazules aseguraron la manta para tapar los pies a costa de desaparecer en campo contrario. Juanfran fue el que más problemas tuvo, Luisinho se afanó en los bloqueos, Andone se deprimió por lesionar fortuitamente a Ramis, Mel agitó el banquillo para dar frescura, pero nada varió. El Depor acabó encerrado. Por fortuna, el árbitro acertó al anular en el descuento un tanto de Enrich. Al final, cero goles, poco fútbol y un punto. Algo es algo.

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