Un Depor sin norte regresa al pozo

Un Depor sin norte regresa al pozo
Lucas Pérez lucha el balón con el colombiano Bernardo Espinosa, defensa del Girona, | cabalar

La famosa frase de que el fútbol es ‘orden y talento’ no va con el Depor. Que tiene calidad, pero no acaba de ordenarse, y eso es algo que depende exclusivamente del técnico.
El entrenador deportivista ‘sorprendió’ con su alineación, sobre todo en la delantera y en la defensa, ya que dejó a Andone y a Schär en el banquillo jugando con Albentosa como pareja de Sidnei y dando entrada a Çolak con Fede Cartabia por detrás de Lucas Pérez.


Ante un Girona que busca siempre la superioridad en el medio del campo, donde se ubican hasta cinco jugadores, era una manera de equilibrar los sistemas, al menos de inicio, aunque las dudas circulaban por Riazor, que no por la cabeza de Mel.
El encuentro arrancó con el Depor buscando combinaciones interiores y el Girona acumulando jugadores para el repliegue, intantando contragolpear. Algunas de las miradas estaban puestas en el joven Francis, que a los pocos minutos del comienzo recibió el aplauso de ánimo del público al no despejar un balón que encontraba rematador en el equipo visitante, aunque la pelota se perdía sobre la meta del nigeriano.
A los doce minutos se rompió la hegemonía del poco fútbol con una jugada trenzada que acabó en un disparo lejano y desviado de Lucas Pérez. El equipo deportivista parecía comenzar a controlar el partido. Instantes después Borges llegó para cabecera un balón largo en el segundo palo sin problemas para Bono.

Creciendo poco a poco
Se llegaba al primer cuarto de hora con el cuadro herculino creciendo en el envite, aunque poco a poco, pero al menos con mejores sensaciones, en general, que su oponente, dedicado a intentar jugadas largas, con pocos pases pero, eso sí, efectivas al menos en desplazar rápido el balón a los dominios de Francis.
El Depor siguió buscando la portería rival con ahínco, intentando superar las pobladas líneas catalanas y lo consiguió a los 18 minutos, cayendo Lucas Pérez en el área y reclamando un penalti que parecía bastante claro y que Gil Manzano no señaló. Las fisuras en el conjunto de Pablo Machín iban apareciendo y el cuadro coruñés estaba dispuesto a aprovecharlas.

0-1 y dos goles anulados
A los 23 minutos el colegiado señalaba penalti de Albentosa sobre Kayode en una acción inexistente que solo vio el árbitro o, como mucho, su asistente. Aday se encargaba de anotar el 0-1, de manera completamente injusta, pero en definitiva el equipo rojiblanco se ponía por delante.
La jugada venía precedida por una pérdida de balón de Fede Cartabia que sacaba a Mel de sus casillas, y un mal despeje de Sidnei. Este tipo de acciones se suelen pagar, como hacía un desconcertado Deportivo, en el ecuador de la primera parte.
Los depropósitos siguieron con contras del Girona, malas elecciones de los jugadores blanquiazules y, en general, un Depor desnortado desde que había encajado el gol.


Un tímido remate de cabeza de Fede Cartabia, a los 35 minutos, se convertía en el primer disparo entre los tres palos de los blanquiazules hasta el momento. Poco bagaje para un equipo que crecía hasta el 23 y se iba al suelo después de ponerse por detrás en el marcador.
Para colmo, en el 38 un gol de Borges no subía al marcador por fuera de juego, no en su posición de rematador, sino de Fede Cartabia al dar el primer pase de la jugada. Y si después del colmo, llega la desesperación, en el 40 tampoco subía al marcador un tanto de Fede Valverde por un nuevo fuera de juego que, al menos, parecía absolutamente dudoso. Riazor no salía de su asombro cuando se llegaba al descanso.

A equilibrar... el árbitro
El partido se reanudó de manera trepidante, con un disparo a puerta del Granada que encontró al mejor Francis y la respuesta del Depor.
En el 49, en un ataque local, un desastroso Gil Manzano se encargó de equilibrar el asunto, al menos en cuanto a los penaltis, ya que señaló uno sobre Lucas Pérez (que no era) y el propio futbolista coruñés se encargó de transformar para igualar la contienda. El 1-1 daba esperanza al deportivismo después de una primera parte que rozaba el histerismo momentáneo.


Pepe Mel esperó a superar la hora de juego y Adrián entro por Fede Valverde, uno de los mejores del equipo hasta el momento, y dispuso de una ocasión para poner por delante a los suyos.
El Girona respondió con un disparo de Granell que se encontró una nueva intervención de Francis, muy seguro en la segunda parte. El Depor atacaba con corazón, poca cabeza, y el Girona intentaba marcar de contraataque. Y lo consiguió, pero además lo hizo con la defensa del Depor ‘ordenada’ y lenta. En el minuto 70 Portu sentenciaba con el 1-2.
El técnico agotó los cambios para poner todo lo que tenía en ataque buscando marcar casi a la desesperada. Pero cuando el equipo coruñés llegó al momento de volcarse en la meta ya era tarde. Entre el cansancio y el propio bucle en el que se había metido el partido, no hubo manera de igualar una contienda que vuelve a poner a Mel frente a las críticas de una afición hastiada y con el miedo en el cuerpo.

Un Depor sin norte regresa al pozo

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