A cara de perro en Riazor

A cara de perro en Riazor



Situación incómoda la que vive el deportivismo en este arranque liguero y en esta previa ante el Valencia. Aunque, como dice el entrenador, esto no ha hecho sino empezar, es evidente que los puntos que no se consiguen ahora no vendrán después de regalo. Las derrotas en Riazor ante Athletic de Bilbao y Leganés –en forma de seis puntos que han volado– colocan al Depor en posición de descenso en el cierre de esta décima jornada, ‘zona de quema’ de la que saldrá si consigue la victoria.
El deportivismo, instalado en una especie de perenne sufrimiento desde el descenso de 2011, sabe que hay que amarrar todo lo que se pueda en casa y está dispuesto a dejarse la garganta en el estadio esta noche. En consonancia, debe responder el conjunto herculino mostrándose sin fisuras en la zaga y con las ideas claras en ataque.
Es muy halagüeño el dato de que los blanquiazules son de los equipos que más disparan a puerta de todo el país, pero lo es bastante menos el hecho de que tienen menos puntería que una escopeta de feria. Por ello y más que nunca, se necesita una impronta en vanguardia que dé resultados. Quizá sea el momento de ser todavía más directos en las fases de ataque y elaborar menos, ya que en no pocas ocasiones el pasar y pasar la pelota solo ha conducido a no gozar ni tan si quiera de un mísero remate.
Delante estará un conjunto, el Valencia, que tiene grandes jugadores y ocupa una posición en la tabla que no debería ser la propia al final de la Liga.
Pero lo que juegan son las realidades, y los mediterráneos están, con un punto más que el Depor, en una situación pareja a los atlánticos. Es lógico que las huestes gallegas quieran aprovechar tal circunstancia para meterle mano a los de Prandelli ahora que parece más accesible que si llegasen a A Coruña encaramados en puestos europeos.
El derbi ha hecho daño, como la abultada derrota en Barcelona, pero las lamentaciones no valen sino para volver a cometer errores entre llanto y llanto. Es preferible mirar hacia adelante, y justo enfrente están tres puntos básicos.
Primero porque se disputan en el estadio blanquiazul, segundo porque es necesario ganar de una vez y tercero porque, de no conseguir la victoria, el choque del próximo sábado en Granada se presentaría con unos condicionantes externos que cargarían el envite de nerviosismo y responsabilidad.

la suerte
Además ya va siendo hora de que el Depor tenga un poco de suerte. Ha perdido dos encuentros en casa de manera injusta rozando el gafe (Athletic, con un zapatazo que rompía un empate lógico y Leganés, con dos disparos a puerta y sendos goles del rival), y aunque la suerte no juega es evidente que en un campeonato como el español ‘te va dando y quitando’. Es un tópico, pero también un axioma futbolístico.
En lo deportivo Garitano, como de costumbre, no tiene dudas, y tampoco sus futbolistas. Es una de las virtudes de este colectivo, y es que no muestra los síntomas de división que hay en otras escuadras, ya en este comienzo de temporada.
El equipo blanquiazul buscará, desde una defensa férrea, presión alta sobre el Valencia, recuperar para hacer daño y atacar con velocidad para romper una zaga rival que, en no pocas ocasiones, ha tenido problemas para frenar a las delanteras opositoras. Son las claves básicas para que esta noche podamos celebrar por fin la tercera victoria del campeonato.
Mañana es festivo y la buena entrada está asegurada. Grandes y pequeños animarán en esta velada tan especial en Riazor, en la que Galicia celebra su Samaín (rito céltico, arcano y ancestral, importado por los estadounidenses y devuelto a Europa después como propio, como otras muchas cosas). Las meigas están listas por si hay que echar un cable. Ya se sabe. Haberlas hailas, y son del Depor. De eso no hay duda.

A cara de perro en Riazor

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