Campo nuevo, mismos argumentos

Campo nuevo, mismos argumentos
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A veces, cuando estrenas algo –pongamos que unas botas o unos zapatos– te sientes raro, hasta incómodo. El Silva estrenó campo ayer y, lejos de olvidarse de hacer todo lo que le llevó a ser uno de los equipos más competitivos de la liga, dejó una buena impresión. Se apoyó en los argumentos que tantos puntos le han dado a lo largo de la temporada para ser mejor que el Rápido de Bouzas en muchas fases de un partido que terminó con el 0-0 inicial.
Cero riesgos en la línea defensiva. Ni la pareja de centrales (Adrián Bouza y César) ni los dos laterales (Migueliño y Rebollo) se aventuraron con el balón; prácticos ante todo. Por delante, Michi Leal dio equilibrio en todo momento y su rigor táctico por delante de los centrales permitió que Uzal y Kata gozasen de más libertad en ataque. Carlos Rey, en la izquierda, y, sobre todo, Álvaro, en la derecha, fueron un incordio para los laterales del Rápido. Como jugador más avanzado, Movilla se peleó con el veterano Yago Yao y con David Castro en cada balón aéreo. El punta del Silva se dejó la piel y, además, gozó (min.29) de una de las mejores ocasiones de su equipo en el primer tiempo: Álvaro centró raso desde la banda derecha y el ‘9’ blanco, en el área pequeña, remató con el pie al cuerpo de Sergio Ríos.
No fue la única opción de gol del Silva en la primera parte. En la gran parte, Álvaro estuvo implicado. En el 10, sacó una falta que Michi cabeceó a la red cuando el juez de línea mantenía el brazo y la bandera levantados. La siguiente, en el 23, fue un zurdazo de Kata cerca del borde del área que salió alto. En el 38, Manu sacó de puerta, Movilla peinó y Álvaro ganó la espalda de la línea defensiva rival para desafiar a Sergio Ríos y concluir con una volea que arañó el lateral de la red. Rebollo, en una incorporación al ataque, también probó fortuna con una volea que salió desviada por poco.
El Rápido dio síntomas de inferioridad en el primer tiempo. La intensidad del Silva atenazó al equipo de Jorge Otero, dotado de calidad por dentro (Sergio, Iago Paz y Diz) y de velocidad en ataque (Miki y Vilas, por fuera; y Jacobo, en punta). A falta de diez para el descanso, el equipo vigués trenzó su mejor jugada iniciada con una conducción interior de Diz, que recibió el apoyo en forma de pared de Jacobo. El balón cayó sobre el costado izquierdo, desde el que Vilas centró encontrando en el segundo palo a Miki. El joven extremo del Rápido cabeceó con relativa comodidad dentro del área pequeña y permitió que Manu realizase la parada más espectacular de la tarde en Grela 1.
Después de una primera mitad en la que el Silva se impuso –a base fuerza, intensidad y agallas– a un Rápido intimidado pero que dio muestras –a cuentagotas– de su velocidad por fuera y creatividad por dentro, el partido se equilibró en el segundo tiempo y el caudal de ocasiones de gol disminuyó considerablemente.
Aún así, Álvaro volvió a ser protagonista. En el minuto 56, un sorprendente tropezón de García, lateral izquierdo del Rápido, cuando salía con el balón jugado, dejó la pelota franca para que Álvaro encarase a Sergio Ríos. Sin rivales próximos que lo pudiesen condicionar, el ‘11’ del Silva optó por la potencia en el disparo. El portero visitante salió como héroe en esa jugada ante los lamentos del extremo del conjunto coruñés.
La lesión de Migueliño trastocó los planes de un Bardanca que situó a su comodín Carlos Rey (empezó de extremo izquierdo) en el lateral derecho. Otero leyó esa corrección del Silva y le dio a Jacobo la banda izquierda con salida de Vilas y la entrada del chiquitín Carlos Pereira, que actuó de delantero centro. Fue el costado izquierdo el elegido por el Rápido para tratar de hacer daño al Silva. Tuvo más presencia ofensiva en campo contrario que en la primera parte, pero Manu no tuvo que volver a salvar a su equipo en más ocasiones.
La savia fresca del Silva a modo de refresco en ataque (Gabi en izquierda, Xoel en la mediapunta y Marcos Suárez en punta) no ofreció un resultado productivo. El balón rondó y rondó en las inmediaciones del área contraria pero sin llegar a convertirse en peligro sobre Sergio Ríos. El partido murió (0-0) a fuego lento, sin agobios.

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