El ascenso está en juego

El ascenso está en juego
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LLega la primera de las cuatro finales por el ascenso, dos de ellas, como esta, a disputarse en Riazor, una caldera que hoy a mediodía vestirá sus mejores galas para sumarse a la energía blanquiazul y convertirse en un valor más en pos de la victoria.

El de hoy es un partido especial. El Depor puede dar un paso de gigante, el estadio estará a rebosar con la celebración del ‘Día de las peñas’ y el equipo está concienciado de lo que se juega, de que es mejor no esperar y certificar cuanto antes el ascenso para evitar cagadas, sin eufemismos, de última hora.
Enfrente, el rival más aguerrido de la categoría. El Eibar. ‘Me quito el cráneo’, parafraseando a Valle-Inclán, ante la escuadra vasca. Su lema habla de la defensa y el ejemplo de los valores de un pueblo, el suyo, y en el campo hacen lo mismo. Con una plantilla formada por mucha gente de la casa y Jota Peleteiro de figura; con 20 jugadores de campo y 3 porteros, está dando una lección. Afortunadamente en este fútbol tirano en el que ya no manda el propio fútbol, hay noventa minutos en los que por mucho que uno sea más o menos poderoso, las fuerzas se equilibran. Ahí el Eibar sabe a lo que juega e interpreta su libreto como nadie.  
Es de obligado cumplimiento, que el equipo de Fernando Vázquez comparezca en Riazor bien activado, desde el primer minuto, y no en las berzas. Los azulgrana, además, son los más pillos de Segunda. Por algo si vencen hoy le birlan el liderato al Deportivo. Esa posibilidad es la constatación del poder del rival. Hay que respetarlo y pasarle por encima desde el primer minuto. Su fuerza, fútbol rápido, directo a veces, se contrarresta con lo mismo y más. Por otra parte está la estadística particular. Aunque el ‘buenrollismo’ con el Eibar es histórico, los amigos vascos nos han dado para el pelo a finales de los ochenta (dos victorias de seis enfrentamientos) así como en el encuentro de ida. Le toca al Depor, que necesita los tres puntos.
La más importante es la de llegar a la meta cuanto antes. Aunque el equipo, en boca del profesor Vázquez, está como para irse a Brasil a hacer de sparring de la canarinha, hay ansiedad en el ambiente. No es para menos. Después de la temporada que llevamos ascender será liberar una enorme rabia contenida. 
Tengan en cuenta, deportivistas de pro (y alguno del Eibar que esto leerá), que cuando comenzó la temporada el Depor no tenía jugadores para formar una convocatoria. Que el 31 de julio estuvo a punto de irse a Segunda B por un descenso administrativo. Sus dos mejores futbolistas (de entonces), Bruno Gama y Culio, se fueron en momentos clave. Se lesionó Salomao cuando llegaba a la Liga con dos velocidades más que el resto de los mortales. Se pasó un proceso electoral durísimo que a punto estuvo de desgastar el escudo, unido a un proceso concursal complicado y decisivo que te obliga a ascender a Primera...
Visto así hay otra lectura. Hoy se enfrentan en Riazor los equipos con más mérito esta temporada. Por ello uno va de primero, otro de segundo, y se juegan las habas en un envite en el que, para el resultado, nadie es capaz de dar un claro favorito. 
Riazor merece un premio. Merece un triunfo en una temporada en la que hasta doce equipos han ‘pescado’ puntos en el campo herculino. Córdoba, Murcia, Las Palmas y Ponferradina se llevaron el triunfo y empataron Mirandés, Zaragoza, Numancia, Girona, Sporting, Barça B y Tenerife. Quedan dos choques en casa. El de hoy y el del día 31 ante el Jaén. Con estos 6 puntos ganados el ascenso estaría asegurado. Pero por encima de las cábalas hay que vivir en el presente, y nos ubica, este mediodía, en una final  frente a un rival que puede llegar a ser un dolor de muelas con visita al dentista y sin anestesia.
¡Aguanta, Depor, aguanta! Y gana. Después de tres partidos sin conseguir la victoria hay que retomar la senda del triunfo, además ante rivales con los que no se pasó del empate -o derrota en el caso del Eibar- en la primera vuelta. No se puede vender la piel del oso antes de cazarlo, y encima este oso es el que fabrica las escopetas.
Con humildad, respeto, raza, fútbol, afición, con Riazor hasta la bandera, hay que vencer este domingo para empezar a soplar parte de la angustia que atenaza al deportivismo y, eso sí, a posteriori, desearle al Eibar, (ya que el Lugo no podrá quedar segundo clasificado), que nos acompañe en la aventura de meter la directa... O meterla directa. 
¡Forza Depor! n

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