Amargura en el adiós

Amargura en el adiós
Albentosa pugna con Bacca en uno de los (bastantes) momentos en los que el Depor tuvo que defender ante el acoso de un Villarreal que se jugaba estar en Europa | quintana

Riazor despidió a su equipo y a la Primera División. 12.885 entregados seguidores blanquiazules se dieron cita en el histórico recinto herculino en el que se han ganado títulos, en el que han hincado rodilla en tierra los más grandes del continente y en el que también hemos tenido tiempo para la tristeza, como en la tarde de ayer. Nunca puede haber un trámite para el equipo de tu corazón. Ser seguidor de unos colores es muy importante para el que siente el escudo como propio. La tristeza se palpaba en un estadio con la peor entrada de la temporada. Y para azotar más la desencarnada espalda del deportivismo, Samu Castillejo, un diestro ‘cerrado’, aprovechaba el metro y medio que le cedía Luisinho en la frontal para reventar la banca sin que pasasen 120 segundos de partido. Nada nuevo, por otra parte. Poco que decir. Ni de Rubén, que volaba hacia la escuadra de manera esteril. El villarrealense había hecho un golazo de bandera.

El peor inicio
Así, casi sin tomar asiento, comenzaba la despedida de Riazor de Primera. Una constante esta temporada, empezar perdiendo cuando el partido ni tan si quiera se había desperezado. Con este guión conocido el Deportivo encaró el resto de un envite duro de digerir.
Tras un nuevo ataque amarillo, el cuadro de Seedorf intentó manejar la pelota y buscó el área rival. El Villarreal, en ventaja, se acomodó sobre el verde coruñés para aprovechar la velocidad de sus hombres de vanguardia. Cada vez que atacaba lo hacía con un claro peligro, como quedó demostrado en el marcador final.

Sin embargo fue el Depor el que pudo empatar el partido a los doce minutos merced a un cabezazo de Borja Valle que detuvo Asenjo. El Villarreal salió respondón y no esperó para devolver la moneda. En la siguiente jugada Fornals ensayaba sobre la meta local encontrando la misma buena respuesta del arquero, en este caso de Rubén.
Este intercambio de ocasiones fue la antesala de que el encuentro se abriese, al menos en cuanto al juego. Se hizo de ida y vuelta. Pasamos de una ocasión de Bacca en el 16 a otra de Lucas en el 17. Y así en los siguientes minutos.


Lucas gozó de una nueva opción para marcar superado el minuto 20. El Depor no se rendía y buscaba con ansia el empate, pero con poca claridad. Fue más nítido Fornals cuando, en el 23, chutaba con toda la intención sobre la meta herculina, pero Rubén volvía a parar con una buena acción.
Al menos no había tregua sobre los 105 por 68 metros del verde de Riazor.
A la media hora Trigueros anotaba el 0-2 después de una jugada trenzada que buscaba al mediocampista amarillo para que este cabecease sin que el meta local pudisese hace poco más que una especie de pantalla que no fue suficiente.


El Villarreal metía una velocidad más gracias a la segunda asistencia de Pablo Fornals. Donde no fallaban los amarillos, en definición, erraban los blanquiazules. Borja Valle pudo reducir distancias en el 35 tras un centro de Luisinho pero la pelota tomó la dirección que no era, fuera de la portería. No perdonó Samu Castillejo para anotar el 0-3 sobre la bocina, con una sonora pitada en el descanso desde las gradas ‘riazoreñas’.

Poca tensión
Se reanudaba el partido con la amargura en la grada y la crítica a la intensidad del equipo coruñés. De hecho, un importante sector de la zona de Marathón abandobana el estadio en señal de protesta. No solo por el rendimiento, sino por ‘silenciar’ un megáfono con el que se daban consignas desde esa parte del campo. A estas alturas, con la reanudación del choque, el Villarreal, en otro universo, seguía a lo suyo. El paso de los minutos hundía más al Deportivo. Con pocas o ninguna idea, sin argumentos.
Seedorf dio entrada a Bakkali para ganar en velocidad pero poco se notó esta variación. Los jugadores castellonenses jugaban fácil, estaban cómodos, salían sin contemplaciones al ataque. En el 57 Borja Valle, el mejor del Depor, marcaba el 1-3 tras asistencia de Lucas. Un pequeño regalo para una afición que, como el asturiano, casi no celebraba el gol. No había nada que celebrar realmente aunque el punta provocaba los únicos ánimos y aplausos desde la grada.

En el 63 Fede Valverde y Adrián gozaron de dos nuevas acciones para acortar distancias pero el punto de mira no estaba alineado con el gol. Uno de los momentos ‘interesantes’ del partido fue el debut de Mujaid, quien se ubicó en la banda derecha en lugar de Juanfran. Un cambio de cara a la galería cuando no se encuentra casi nada positivo que ‘vender’ desde el banquillo, pero al menos un nuevo jugador de la cantera con el primer equipo. En el 84 pudo marcar el 1-4 el cuadro castellonense tras un ‘rondo’ en el área pero el balón se le desvió a Cheryshev mientras Riazor protestaba por la pasividad herculina. Se animó un poco el respetable local tras el tanto de Borja Valle, el 2-3, un buen gol que se merece el futbolista por su entrega y que maquillaba el partido y, al menos, daba un pequeño motivo para aplaudir.
Pequeño, porque Cheryshev anotaba el 2-4 sobre la bocina volviendo a dar un sonoro bofetón a la afición blanquiazul.

Y así, entre amargura, pasotismo, sin fútbol, con división en la grada y tras una de las más nefastas temporadas de la historia en Primera, se despidió el Depor en Riazor, pensando ya en la dura senda que habrá que andar para regresar a la categoría que, sin duda, merece esta afición que ya sueña con volver.

Amargura en el adiós

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