Amago de infarto

Amago de infarto
La ‘marea naranja’ firmó unos primeros 15 minutos casi perfectos, pero se complicó la vida cuando tenía más de media victoria en el bolsillo quintana



Del cielo al infierno en cinco minutos. Y vuelta a las alturas. Como un banquete pantagruélico que te cunde y satisface en el momento, pero a corto-medio plazo acaba afectándote al corazón, te pone al borde del infarto. Pero solamente al borde.
Nadie, ni el más optimista de los visitantes, podía esperar que hubiese vida más allá del minuto 15, momento en que una canasta de Mikulic elevaba el +25 (45-20) al marcador de Riazor. Y menos viendo que el Palma deambulaba por el parquet, perdiendo el balón ingenuamente o teniendo dificultades extremas para lanzar a canasta.
Y ahí llegó el giro. Tito Díaz, tal vez viéndose ya vencedor –quizá con la paliza al Huesca en mente–, decidió ‘experimentar’. Cambió por completo la fisonomía de su quinteto, dejándolo muy descompensado. Fueron poco más de dos minutos, pero suficientes para que un rival con muchos tiradores viera por fin un rayo de luz. La contestación al parcial previo de 11-0 de la ‘marea naranja’ no pudo ser más contundente: 0-17 –el triple final de Fornas, que entró tras botar tres veces en el aro, justo después de que el Coruña errase tres tiros, dos bajo el aro, en la misa posesión, ejemplificó el cambio de tendencia–, y de la fiesta en la grada se pasó a la incomodidad del 45-37 al término de los primeros 20 minutos.
Antes del colapso, el Coruña se había mostrado arrollador en ataque e infranqueable en defensa, con un gran y sincronizado trabajo tanto individual como colectivo. Además, había cargado, en solo siete minutos, con tres faltas a Serrano. El ‘center’ titular de Xavi Sastre sumaba entonces 4 puntos. Acabó jugando 17 minutos más, anotando 15 tantos más y con..., tres faltas.
El propio Serrano abrió el fuego de la segunda mitad para estirar a 0-19 un parcial que Olmos cortó con un tiro libre, antes de que Úriz, con un triple, estrechase un poco más el cerco.
Entonces (re)apareció Zyle –brillante en el inicio del partido, con 9 puntos en los primeros 4 minutos–, para (re)asentar a su equipo, al menos en ataque, ya que al otro lado Serrano campaba a sus anchas: 8 puntos en los primeros 4:30 tras el descanso.
La inercia impulsaba al Palma a seguir, aunque fuera gota a gota, limando la diferencia. Fornas, desde 6.75, devolvió la mínima –tras el 3-0 inicial– al electrónico (52-49). Monaghan, muy poco determinante hasta ese momento, tomó el toro por los cuernos y, con dos triples consecutivos, desarmó la zona 2-3 que el Coruña no había sabido atacar desde que Sastre la ordenó cuando la distancia superaba ya las dos decenas.
La tercera piedra oxigenante la puso Djuran, también desde el arco (61-53). Punto final a la 2-3 y vuelta a individual. Creus, de nuevo desde 6.75, ubicaba al Coruña de nuevo por encima de la renta psicológica (66-56), pero el Palma cerró el tercer periodo con cuatro puntos seguidos.
Mockford inauguró el acto final con un triple que colocó por tercera y última vez la mínima desventaja del encuentro. Porque entre Peña (7 puntos) y Zyle (un triple) cocinaron un parcial de 10-1 que dirigía la proa hacia la duodécima victoria. Una victoria mucho más cercana tras otro acierto desde larga distancia de Creus (83-72).
Pero el Palma también sumó de tres en tres. En tres ataques consecutivos, con un mate de Olmos entre medias (85-81). Djuran –cómo no desde el arco– dio el (pen)último impulso y un castañazo de Fornas, seguido de un triple de Peña a 33 segundos del final (92-83), dieron la puntilla a esta montaña rusa de 40 minutos, clausurada, sobre la bocina, con un triple de Biviá desde nueve metros.
Una victoria que dejó un poso agridulce en los aficionados, menos animosos de lo normal tras un éxito, tal vez porque el miedo los dejó sin fuerzas. Pero, al fin y al cabo, una victoria, importante –todas lo son en esta Liga tan reñida–, que mantiene al Basquet Coruña en la sexta plaza antes de visitar a un Araberri con el que comparte marca (12-8).

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