Una carta blanca trae a Chema Prado y a la actriz Marisa Paredes a la ciudad

Una carta blanca trae a Chema Prado y a la actriz Marisa Paredes a la ciudad
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El exdirector de la Filmoteca Española, Chema Prado, y su pareja, la actriz Marisa Paredes, se encuentran en la ciudad para los actos inaugurales de la exposición fotográfica que el propio Prado firma en el palacio de María Pita y del ciclo del CGAI “Vai e vém. Carta branca a Chema Prado”, en la que el exdirector propone una serie de proyecciones audiovisuales que se prolongarán hasta el próximo 10 de mayo.


La exposición fotográfica, también bajo el nombre de “Vai e Vem”, es, tal y como la describe Paredes, “una exposición reveladora, en la que tienen presencia muchas de las personalidades del cine que Chema ha ido conociendo”. John Malkovich, Bernardo Bertolucci, Pedro Almodóvar o Martin Scorsese son algunas de los personajes presentes en las imágenes capturadas por la cámara de Prado y expuestas en María Pita.


Prado fue el director más longevo de la Filmoteca Española, un organismo en el que entró en el año 76, y del cual se convirtió en director en el año 89, puesto que no dejó hasta el año 2016. Este organismo, destinado a recoger y preservar el patrimonio cinematográfico español, y facilitar su difusión, ha sido bastante maltratado por los gobiernos durante los 27 años de dirección de Prado. “Por la Filmoteca apenas han pasado un par de ministros de cultura en casi 30 años”, con la excepción “del ministro Guirao, que ha venido cuatro veces, pero es algo muy insólito de ver”.

“Rebelde y contestataria”
Marisa Paredes lleva prácticamente 60 años en los escenarios, y en las pantallas tanto de cine como de televisión, y durante este largo trayecto, por el que tuvo que luchar contra la oposición de su padre al mundo del espectáculo, “porque el machismo que predominaba en aquella época ya sabes cómo era, el hombre de la casa hacía y deshacía”, fue forjando su carácter, ganándose etiquetas como la que la definía durante la Transición como una mujer “rebelde y contestataria”.

“La rebeldía sigue siendo necesaria hoy en día, es la única forma de que nos escuchen, la política solo escucha cuando salimos a la calle a luchar por nuestros derechos”, afirma Paredes.


Precisamente la rebeldía fue la que la llevó a los escenarios. Paredes creció en las inmediaciones de la plaza de Santa Ana de Madrid, plaza rodeada de teatros y coronada con la estatua homenaje a Calderón de la Barca, como si de un aviso de lo que iba a ser su futuro se tratara. 


Creció viendo por fuera los teatros durante una época de “grisura” como el franquismo, en la que los teatros representaban “otra vida de colores”, que a lo mejor “eran blancos o solo negros, pero por lo menos no era ese gris que se vivía en la calle”, recuerda la actriz.  


El teatro se convirtió en su sueño, pero no el de su padre “que quería que fuera mecanógrafa”, pero su rebeldía la llevó a pasarse varios días sin comer para demostrar cuan importante era su sueño. Fue su madre, “mi ángel de la guarda”, quien lo convenció de que la dejara actuar.


Lo que tuvo que pasar ella, además de forjar su carácter y personalidad, la lleva a aconsejar a aquellas personas que quieren ser actrices o actores a “que luchen por ello con todo lo que tienen, porque las cosas cuando se creen de verdad se consiguen”, sentencia Paredes.

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