Una nueva perspectiva de los edificios coruñeses sin necesidad de mirarlos directamente

Una nueva perspectiva de los edificios coruñeses sin necesidad de mirarlos directamente
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Observar sin mirar directamente, apreciar diferentes matices, cambiar nuestra perspectiva de las cosas. Esta podría ser alguna de las maneras de explicar la nueva exposición que acoge el Atelier de Fotografía.

A través de la cámara del fotógrafo Marcelino Martínez podemos observar algunos edificios de la ciudad. No solo a través de su cámara, sino también a través de los reflejos. Martínez busca una nueva sutileza plasmando estos edificios a través del reflejo de cristales o de espejos.

Se trata de la exposición “Espejo Coruña”, que cuenta con 17 instantáneas tomadas por Martínez. “Son todos edificios del entorno del centro de la ciudad, aunque después también hay una de la Torre de Hércules”. La imagen del faro romano supuso una suerte de reto mayor, ya que allí no tenía donde buscar un reflejo del mismo. “Como no tenía donde reflejarse, utilicé un espejo de mano para tomar la foto”, explica Martínez.

No había ninguna pretensión a la hora de escoger que edificio inmortalizar, más allá de que “quedara bonito”. Poniendo un ejemplo, “la del Obelisco la saqué desde Mango”, comenta.

Tenía un proyecto similar, para hacer “un cuadernillo” con imágenes de este estilo, cuando le surgió la oportunidad de llevar a cabo esta exposición. Para ello, comenzó a tomar nuevas instantáneas, “tiré como 10 o 12 carretes”. En total sacó unas “120 o 130” fotos nuevas, de entre las que tuvo que hacer una selección, para quedarse con las 17 de la muestra.

Estas nuevas miradas a los edificios de la ciudad que Martínez propone en “Espejo Coruña” se podrán ver en el Atelier de Fotografía hasta el próximo 18 de septiembre.

Afición 
El interés por la fotografía le viene de muy atrás. “Mi padre tenía una máquina antigua y ya sacaba fotos, pero después en la mili conocí a un amigo, que era fotógrafo, e íbamos por ahí muchas veces a sacar fotos”, recuerda Martínez.

“Al trabajar no daba mucho tiempo” de cultivar esta afición, reconoce, pero ahora, “al estar jubilado, le puedo dedicar un poco más de tiempo”, dice.

Una nueva perspectiva de los edificios coruñeses sin necesidad de mirarlos directamente

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