Ledicia Sola presenta esta noche su espectáculo de humor “sin personaje, sin filtros y sin tapujos”

“De pequeña quería ser escritora, cantante y actriz, por ese orden”. Así se define en redes sociales la actriz y humorista ourensana Ledicia Sola. Como actriz lleva ejerciendo 20 años, pero como escritora y cantante un poco menos.

Escribe sus propios monólogos, como el que presenta esta noche en Espacio Mahou, en doble sesión, a las 21.00 y 22.00 horas. Ahí nace esa faceta de escritora. “Es la primera vez que escribo un espectáculo y, de hecho, en una parte del monólogo también canto”, comenta entre risas, “he estado como 20 años muy centrada en ser actriz y ahora me parecía que era el momento de hacer las otras cosas que también me gustan”, añade Sola.

Sobre el monólogo comenta que es un show “en clave personal” en el que el público podrá conocer a Sola “de una manera un poquito diferente”, porque de ella conocemos principalmente su faceta dramática, “pero esta vez voy sin personaje, sin filtros, sin tapujos”, pero siempre pasando “por el filtro del humor”.

Sobre si prefiere el drama o el humor, asegura que le “gusta todo”, pero que le pasa “una cosa con la comedia” y es que elaborando el monólogo se dio cuenta de que “los hechos dramáticos son los que desencadenan la comedia”, por lo que ahí “hay una línea que no se puede dividir”. Añade que le gustan los dos, pero explica que “hacer reír es tremendamente complicado”, por lo que supone un reto mayor que el drama. 

Vocación 
Su dedicación al mundo de la interpretación es algo vocacional y, aunque no era buscado, la comedia también estuvo siempre ahí. De hecho, su primer papel “era un drama y me salió comedia”. Se trataba de una obra de teatro en la que solo tenía una frase, “mi rabito de burro”, pero que “cada vez que la decía, el público se reía”, comenta ella también entre risas. 

“Yo lo decía con todo el drama del mundo, porque le habían cortado el rabo a mi burro y yo estaba muy triste, lo decía con todo el drama del mundo y la gente se reía, pero yo no entendía, porque era muy pequeña y todavía no sabía que lo que yo decía era gracioso”, explica sin aguantar la risa. 

Tras cerca de dos décadas en el mundo de la interpretación, “sigo mirando hacia adelante, buscando nuevas metas”. Además del monólogo, entre sus últimos trabajos se encuentra su participación en “Vivir sin permiso”.